Exportadores agroindustriales estadounidenses están intentando acelerar colocaciones en el mercado mexicano –además de comenzar a buscar destinos alternativos– ante la posibilidad de que el comercio entre ambas naciones se restrinja luego de los enfrentamientos promovidos por el presidente Donald Trump contra el socio más pobre del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Luego de que Trump amenazara con aplicar un impuesto del 20% a las importaciones provenientes de México, además de asegurar que renegociaría el TLCAN, buena parte de las compañías agroindustriales estadounidense comenzaron a operar con niveles crecientes de incertidumbre.
“Nadie sabe qué puede llegar a pasar en el mes o la semana que viene”, aseguró Rafe García, gerente general de la compañía de servicios logísticos Primos & Cousins USA, a la agencia Reuters. “Están tratando de moverse lo más rápido que pueden”, añadió en referencia a los exportadores agroindustriales.
Vale recordar que México es el primer comprador de maíz, leche en polvo descremada, quesos, carne bovina, porcina y aviar estadounidense y el segundo comprador en importancia de DDGS de ese mismo origen.
Si las amenazas de Trump finalmente se concretan, no puede descartarse que las autoridades del gobierno mexicano restrinjan o directamente bloqueen el ingreso de productos agroindustriales estadounidenses para reemplazarlos por otros provenientes de Sudamérica.
“Si evaluamos lo que sucede con las represalias comerciales, se observa que usualmente se focalizan en productos, generalmente agropecuarios, provenientes de estados cruciales en términos electorales”, explicó Katherine Baylis, profesora asociada de agricultura y economía del consumo de la University of Illinois.
El pasado 23 de enero las principales entidades y compañías agroindustriales estadounidenses –tales como Cargill, Bunge, Nidera, Dreyfus, CHS, Deere & Co, Campbell, JBS USA y Tyson Foods– enviaron una carta a Trump para recordarle que el sector emplea a más de 15 millones de estadounidenses en el “el corazón rural de EE.UU”.
“En los veinte años que lleva implementados el TLCAN, la industria agroalimentaria estadounidense ha experimentado constantes mejoras de eficiencia e innovación, ayudando a generar millones de empleos”, señala la carta.
“Si bien se registran aún ciertas limitaciones en el acceso a mercados, la mejora en ese sentido promovida por el TLCAN ha sido extraordinariamente beneficiosa para los farmers estadounidenses, productores ganaderos y procesadores de alimentos. El comercio agroalimentario estadounidense hacia los dos países (Canadá y México) se cuadruplicó desde 8900 millones de dólares en 1993 a 38.600 millones en 2015”, añadió.