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¿Es posible la producción rentable y sustentable de maíz cuando hay resistencia?

El manejo de la resistencia de insectos, tanto a las proteínas Bt como a los insecticidas, es una práctica que incluye medidas de mitigación para poder seguir con la producción en los casos en que se desarrolle resistencia. 

El manejo de la resistencia de insectos, tanto a las proteínas Bt como a los insecticidas, es una práctica que incluye medidas de mitigación para poder seguir con la producción en los casos en que se desarrolle resistencia. 

Un ejemplo de esto es la producción de maíz en el NE de la provincia de San Luis donde en la campaña 13/14 el barrenador del tallo mostró resistencia a las proteínas Cry 1F y Cry 1A.105. La resistencia es un fenómeno natural, inevitable, que solo puede retrasarse con buenas prácticas de manejo. 

Hace más de 9 campañas que barrenador del tallo desarrolló resistencia a dos proteínas Bt en una zona de San Luis debido a una serie de condiciones predisponentes: escasez de heladas, alta radiación, cultivo bajo riego con la posibilidad de hacer maíz sobre maíz y, fundamentalmente la siembra de Bt sin refugio.

Este fue el primer caso de resistencia declarada en el país y cuando se detectó, ASA junto con autoridades regulatorias del Ministerio de Agricultura diseñó un plan de mitigación que fue puesto a consideración de los productores afectados.

La idea del plan era sencilla: poder seguir con la producción de maíz comercial (no semilla) y cuidar las proteínas funcionales para el control del barrenador y también de cogollero (plaga problemática en la zona).

La ejecución no fue tan sencilla. ”Los productores nos hicieron ver los puntos débiles del plan y junto con ellos lo fuimos rearmando a través de las campañas siguientes hasta poder afirmar hoy que la zona, aún con la resistencia instalada, puede producir maíz de manera rentable y sustentable”, señaló ASA en el comunicado.

Uno de los artífices de ese logro es el Ingeniero Fernando Orecchia, quien en representación de las empresas de ASA trabajó con los productores de la zona desde el inicio del plan hasta la actualidad monitoreando las plagas y sus daños, capacitando a los productores sobre las prácticas de manejo adecuadas para alargar la vida útil de las tecnologías y, fundamentalmente, incorporando los aprendizajes para sostener la producción.