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Expertos señalan que es clave cambiar el modo de uso del suelo productivo

El clima no se puede cambiar, pero el uso del suelo sí. "Localmente nada puede hacerse para modificar el clima, desde todo punto de vista es más efectivo y eficiente adaptar el sistema productivo al clima y no intentar lo contrario, porque no funcionará", resumió Fernando Martínez, ingeniero...

El clima no se puede cambiar, pero el uso del suelo sí. "Localmente nada puede hacerse para modificar el clima, desde todo punto de vista es más efectivo y eficiente adaptar el sistema productivo al clima y no intentar lo contrario, porque no funcionará", resumió Fernando Martínez, ingeniero agrónomo del AER Inta Casilda.

Los suelos de la región —que según el experto del Inta genéticamente poseen buen drenaje—, han sufrido una importante pérdida de materia orgánica como consecuencia de sus modos de uso.

"Cuando se practica siembra directa continua sin secuencias de cultivos que alternen gramíneas con soja terminan, desapareciendo los poros verticales... esto resulta en una abrupta disminución de la capacidad de infiltración del suelo y en el encharcado de los lotes", argumentó el especialista, quien remató: "El agua que no infiltra, inunda los bajos".

La compactación del suelo que provoca el modelo de monocultivo de soja disminuye de forma drástica su poder de absorción: mientras que un campo sojero absorbe entre 9 y 18 mm de lluvia por hora, un campo con cultivos de cobertura alcanza los 30 a 45 mm, y en una zona de parques o pastizales esos valores trepan hasta los 70 mm.

Otro lastre son los contratos agrícolas predominantes en la zona, que son arrendamientos por plazos cortos donde los productores contratistas cultivan soja, ya que otros cultivos implicarían mayores gastos, más carga horaria y menor rentabilidad.

Sergio Montico, de la cátedra de Manejo de Tierras de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, apuntó contra eso al afirmar que "hay que tener en cuenta el esquema de tenencia y uso de la tierra y las figuras de los propietarios, contratistas por campaña y los rentistas extra-sector, todos actores que operan bajo diferentes intereses y compromisos que muchas veces atentan contra la posibilidad de planificar a mediano o largo plazo".

Para Omar Príncipe, presidente de la Federación Agraria Argentina, para que vuelva a haber alternancia de cultivos es fundamental tener una ley de contratos agrarios que permita escapar al cortoplacismo.

A eso hay que agregarle la poca o nula planificación y control sobre el territorio por parte del Estado, por que Príncipe reclamó un Estado "presente" que se ocupe de diseñar políticas de planificación territorial que contemplen lo rural y lo urbano.

"Estas políticas deben contemplar obras de infraestructura como caminos, desagües y canales, cosas que se necesitan para que no ocurran desastres más grandes", dijo el dirigente, quien reclamó mayor coordinación entre Nación y provincias a la hora de pensar el territorio.

Algunas respuestas

Con suelos agotados y lluvias más fuertes de lo normal, la necesidad de pensar opciones de gestión del territorio se hace cada vez más urgente.

Según Martínez, hay cuatro aspectos a considerar a la hora de evaluar respuestas a este fenómeno: mejorar la infiltración, conducir el escurrimiento, mejorar el drenaje y aumentar el consumo.

La primera y la última son intervenciones "blandas" que se consiguen utilizando modelos productivos más intensivos, que consumen más agua que los livianos y permiten una mejor infiltración, una alternativa "fácil de enunciar pero de muy difícil implementación".

"Esta alternativa choca contra la lógica del agronegocio pampeano, que prioriza la renta de corto plazo por sobre la productividad", razonó el experto, para quien la soja "ha consolidado esta cultura y ha llevado a una simplificación extrema del sistema productivo".

La opción de mejorar el escurrimiento y el drenaje implica obras para mejorar los canales hasta llegar a armar una red. En este punto, Martínez señaló que muchos sistemas comunitarios de escurrimiento "presentan graves problemas de funcionamiento por falta de mantenimiento".

Para que funcionen mejor hace falta compromisos de largo plazo difíciles de conseguir "con nuestro sistema de uso de la tierra de propietarios ausentes y productores sin pertenencia".

"Estas alternativas exigen una enorme aplicación de recursos y exigen una dura intervención en el territorio, además de ser muy criticadas por los graves problemas ambientales que provocan donde son aplicadas", concluyó el especialista.