Columnistas, Clima

El frío y sus efectos positivos sobre los cultivos invernales

Avanza la campaña de cultivos invernales bajo condiciones extremadamente frías registradas durante los últimos 20 días.

Las bajas temperaturas ejercen una acción positiva sobre los cultivos invernales y sobre algunas especies de árboles caducifolios, ya que tienen requerimiento de enfriamiento con temperaturas levemente superiores o levemente inferiores a sus temperaturas vitales de crecimiento. Si estas necesidades no son satisfechas, repercute negativamente en el comportamiento de la fase fenológica inmediatamente posterior.

El efecto en los cultivos invernales

Muchas de estas especies de plantas reconocen el efecto vigorizante de las bajas temperaturas sobre su desarrollo. En el caso del trigo y la cebada, entre otros cultivos invernales, la vernalización (cantidad de horas mínimas de frío requeridas por cada cultivar) es necesaria para la apertura de las flores.

Sin el efecto vernalizante en dichos cultivos no se activa el estímulo necesario para el desarrollo de la floración. En el caso de los árboles perennes la acción de las bajas temperaturas es requerida en el subperíodo que se extiende desde la caída de las hojas en otoño hasta el comienzo de la brotación en primavera.

En el período de descanso, por acción del frío ocurren modificaciones dentro de las yemas preformadas en el verano anterior y, la transformación de ciertas substancias inhibidoras en activadoras del crecimiento. La reiniciación normal del período vegetativo primaveral depende de que el enfriamiento requerido se complete totalmente.

La necesidad de enfriamiento o vernalización de estos cultivos invernales se cuantifica a través del índice de horas de frío. Este índice se calcula como el número de horas que la planta está expuesta a temperaturas iguales o menores a 7°C. Por ejemplo los manzanos, los perales, los durazneros y los ciruelos requieren entre 1000 y 400 horas de frío, mientras que los damascos, cerezos, avellanos y almendros, necesitan de 200 a 300 horas de frío para su correcto desarrollo.

Sobre el final del mes de junio las temperaturas presentaron valores por debajo del promedio en toda la región patagónica y en algunas zonas de la región central. Sin embargo, los primeros diez días de julio, el avance de una masa de aire polar fría sobre la franja central y norte del país, favoreció al descenso de las temperaturas muy por debajo de los valores normales en todo el territorio nacional.

Las provincias que sufrieron un mayor desvío respecto de los valores medios esperados para este período fueron: Buenos Aires, Entre Ríos, Corrientes, el este de Chaco, el este de Formosa, Santa Fe, Córdoba y el noreste de La Pampa.

La persistencia de estas condiciones gélidas pueden explicarse en parte por la activación de la Oscilación Antártica. Este forzante de escala sub estacional tiene que ver con la dinámica de la atmósfera en latitudes altas y cómo es la interacción entre el Polo Sur y las latitudes medias. Cuando este índice está en su fase negativa, se favorece la interacción entre las latitudes medias y altas, permitiendo el avance de la masa de aire polar sobre Argentina.

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Debido a la magnitud de los descensos de temperatura que generó esta incursión de aire frío sobre todo el territorio nacional y a la persistencia del mismo, el Servicio Meteorológico Nacional emitió diariamente un alerta por temperaturas extremas (se puede consultar en https://www.smn.gob.ar/sistema_temp_extremas_frio), con el objetivo de alertar a la población sobre posibles efectos sobre la salud humana.

Los eventos extremos fríos se definieron en base al proyecto de investigación llevado a cabo en el año 2015 “Análisis de la mortalidad asociada a bajas temperaturas en la República Argentina en el período 2005-2015”, realizado por un equipo conformado por profesionales de las ciencias de la salud, de las ciencias sociales y de las ciencias de la atmósfera.

Este estudio reveló que había ciertos valores umbrales de temperaturas a partir de los cuales aumentaba la morbilidad y la mortalidad de las personas. Los niveles de alerta se definieron en base a una escala de colores como se muestra a continuación.

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Si bien este producto va dirigido hacia la población en general, organismos de salud, protección civil, emergencias y gestión del riesgo de desastre para que puedan tomar las medidas de prevención, mitigación y de respuesta adecuadas a cada nivel de alerta, un evento de estas características puede generar mortandad de animales y efecto chilling en algunos cultivos.

El chilling es un efecto adverso debido al enfriamiento extremo (sin alcanzar los niveles de congelamiento en la planta) que le impide al cultivo alcanzar su potencial genético.

El pronóstico para los próximos días indica que se van a mantener las probabilidades de ocurrencia de heladas hasta el lunes 15 inclusive, en la provincia de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba, sur de Santa Fe y sur de Entre Ríos y los desvíos negativos de temperatura media en el norte de la región central y norte del país.

A partir del martes 16 se prevé un progresivo aumento de las temperaturas en toda la franja central y norte del territorio. Asimismo, para la semana del 19 al 25 de julio se espera que las temperaturas resulten superiores a los valores medios para la época del año en gran parte del país, a excepción del extremo sur de la Patagonia, y el centro-este y sudeste de la provincia de Buenos Aires en donde se prevé la ocurrencia de temperaturas dentro del rango normal.

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