En los actuales sistemas de producción agrícola para alcanzar el máximo potencial de rendimiento y calidad de los cultivos conviene producir incorporando tecnologías que permitan un manejo eficiente de los recursos, optimizando la productividad de los campos y el funcionamiento de la empresa. Para esto se requiere ser altamente eficaz en la toma de decisiones y en la planificación de las acciones, comenzando, por ejemplo, con un eficiente control de malezas antes de la siembra de cada cultivo y eligiendo correctamente la variedad, densidad y fecha de siembra óptima para cada ambiente. Por otro lado, conviene planificar cómo se manejará la nutrición del cultivo, determinando la dotación de nutrientes en el suelo y, en base a un rendimiento potencial esperado, programar cómo se realizará la fertilización en cuanto a fuente, momento y dosis. Por último, se recomienda no descuidar el perfil sanitario del cultivo, monitoreando periódicamente cada lote, tomando la decisión de realizar medidas de control cada vez que sea necesario.
Uno de los puntos clave para alcanzar el potencial de rendimiento del cultivo de trigo, se basa en hacer foco en mantener y cuidar el área foliar, fundamentalmente en las hojas de los estratos superiores que son las que reciben mayor cantidad de luz y de mejor calidad. Estas últimas (HB, HB-1, HB-2 y HB-3) son las que, además de interceptar la mayor cantidad de radiación solar incidente, tienen las tasas fotosintéticas más elevadas, cuyo principal destino es el llenado de granos. En estas etapas del cultivo es indispensable el frecuente monitoreo de los lotes, para detectar a tiempo la presencia de plagas (insectos y enfermedades) que puedan dañar el área foliar del cultivo y, por efecto, la producción y así poder tomar una correcta decisión de manejo.
En aquellos casos en los que se detectan enfermedades foliares y/o condiciones climáticas predisponentes para que se desarrollen, la decisión de la estrategia de control se debe basar en sus niveles de incidencia y severidad, relacionados al UDE para cada enfermedad en particular.
Por lo tanto, la elección del fungicida y el momento de aplicación serán decisivos para que el rendimiento no sea afectado. Aquí se necesita un fungicida con un amplio espectro de control durante un período prolongado del cultivo, y con una relación costo-beneficio óptima que permitirá obtener ventajas en la producción.
En el cultivo de trigo, el período que va desde los 20 días previos a los 10 días posteriores a la floración se denomina crítico del cultivo y es donde se define en gran medida el número de granos por unidad de superficie, principal componente del rendimiento del grano. Según estudios realizados por el INTA, las dos enfermedades foliares más importantes y frecuentes en trigo son la Roya de la Hoja o Roya Anaranjada (Puccinia triticina) y la Mancha Amarilla o Mancha Parda (Drechslera tritici-repentis). La primera merece una mayor atención por su patrón epidemiológico. Este se caracteriza por una elevada tasa de desarrollo bajo condiciones ambientales óptimas (temperaturas medias diarias en torno a 20 – 24ºC, agua libre sobre las hojas por espacios breves de no más de 6 a 8 horas y días luminosos). La alta producción de esporas le asegura a este patógeno multiplicarse rápidamente sobre cultivos que se manifiestan como altamente susceptibles y generar reinfecciones, característica típica de las enfermedades policíclicas. Por su parte, la mancha amarilla se origina a partir de un patógeno necrótrofico, productor de toxinas y a la vez saprófito, lo que le asegura su multiplicación (durante el ciclo del cultivo) y su sobrevivencia a expensas de tejidos muertos o restos de cultivos; de ahí su importancia en los sistemas actuales de producción de siembra directa. Su multiplicación se da a menor tasa debido a factores intrínsecos del hongo y a las condiciones ambientales óptimas, marcadas por una mayor humedad ambiental (al menos 48 horas de mojado por lluvias y/o alta humedad relativa) y temperaturas semejantes a las mencionadas para roya anaranjada.
Como propuesta para la prevención y control de estas enfermedades, Rotam® ha desarrollado Ykatu®, un fungicida sistémico que combina la acción preventiva y antiesporulante de Azoxistrobina con la acción preventiva, curativa y erradicante de Tebuconazole. Ykatu® penetra rápidamente en la planta, generando un activo movimiento desde los puntos de aplicación hacia las áreas de mayor transpiración dentro de la planta, reduciendo el riesgo de lavado por lluvias. Ykatu® asegura un amplio espectro de control durante un período prolongado del cultivo y reduce el riesgo de reinfección y aparición de cepas resistentes.
Rotam® es una empresa inspirada en las necesidades de sus clientes, por lo que dispone en su cartera de productos de las herramientas necesarias para lograr un manejo eficiente de los cultivos y con una excelente relación costo-beneficio de sus productos. Además, cuenta con un soporte técnico y comercial enfocado exclusivamente en brindar las mejores soluciones para sus clientes.