Como anfitrión de la undécima conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que comenzará en Buenos Aires el próximo 10 de diciembre, el Gobierno sostiene un discurso de férrea defensa del sistema multilateral de intercambio de bienes y servicios, y del organismo con sede en Ginebra que, además de fijar reglas comunes, actúa como juez y mediador en las controversias entre países.
Pero si de controversias se trata, en los casi dos años de gestión macrista, y pese al cambio de administración, el Gobierno continuó elevando observaciones al tráfico de bienes a un ritmo similar al kirchnerismo: entre 2016 y 2017, la Argentina interpuso 18 "medidas comerciales correctivas" para frenar, de modo unilateral, la importación de productos que se encuentran sospechados de dumping.
El accionar del Gobierno está en línea con las reglas de la OMC, que acepta preliminarmente por el Acuerdo Antidumping y el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (más conocido como GATT) que un país imponga derechos aduaneros contra mercaderías sospechadas de venderse al importador a un precio inferior al que aplica normalmente en el mercado de origen o a la media global, cuando buscan dañar a su competencia local.
Las medidas restrictivas aplicadas por el gobierno de Macri alcanzaron a unos 12 países y a más de 30 productos cuyos valores podrían estar subvencionados. También el kirchnerismo, en sus dos últimos años, procedió de igual modo en 16 ocasiones, contra siete países.
Los datos se desprenden de un reciente informe de la OMC en el que se observa que los países del G20 -el foro que la Argentina preside desde el pasado viernes, con la reunión de viceministros de finanzas y bancos centrales en Bariloche- colocaron en el último semestre más medidas restrictivas que facilitadoras del comercio. Asimismo, la Argentina ocupa el quinto lugar del G20 entre los países que más trabas colocó al comercio, en los dos últimos años, después de Estados Unidos (68 barreras), India (56), la Unión Europea (20) y Brasil (19). Este puesto, vale aclarar, lo comparte con Australia y China.
En los últimos 24 meses, la OMC recibió 28 observaciones argentinas, contenidas en 18 causas. Doce de esas demandas fueron contra China, el gigante asiático al que la comunidad internacional aún no reconoce como economía de mercado, y al que se acusa de intervenir en formación de los precios de su economía, alterando los costos de producción.
A los chinos se les objetan los más disímiles productos: arandelas de acero, globos infantiles de goma, tejidos de lana, ruedas para vehículos, banderas, cerámicos, máquinas lavaplatos; placas, láminas, películas y tiras de polietileno, rejillas metálicas de protección, molinillos, mezcladores de comida y jugueras, luces de emergencia, y hasta sanitarios. También se acusó al gigante asiático de vender por debajo del costo tubos de acero utilizados en la industria hidrocarburífera, y anhídrido ftálico, insumo clave para el plástico.
De las 18 causas, dos se cerraron a los pocos meses, sin medidas sancionatorias, y otras tres ya motivaron la fijación de aranceles provisionales. El segundo más observado por su actividad comercial fue Brasil, con cuatro expedientes.