Una extensa superficie de La Pampa, norte de Río Negro y sur de Buenos Aires fue afectada por los incendios rurales. El fuego consumió gran parte del forraje que el ganado disponía como alimento para la temporada. La falta de pastos disponibles puede afectar su supervivencia. Por esto, especialistas del INTA recomiendan clasificar el rodeo y priorizar las categorías más sensibles para planificar las dietas.
Según un documento titulado Pautas para el manejo transicional del rodeo en campos quemados, “los sectores quemados se localizan en las provincias fitogeográficas del Espinal, del Monte y también en algunas fracciones de la llanura Pampeana”.
En la región, una de las actividades que predomina es la cría bovina, cuya base alimentaria son los pastizales espontáneos, plantas de monte y algunas forrajeras cultivadas. “En el caso de establecimientos totalmente afectados por el fuego, una opción es el traslado de la hacienda hacia campos cercanos con buena disponibilidad de forraje y teniendo en cuenta el manejo sanitario correspondiente a la situación zonal”, recomienda el documento.
“El área afectada abarca ambas márgenes del río Colorado, al sur del cual el estatus sanitario del rodeo es libre de fiebre aftosa sin vacunación”, describe el documento y aclara: “Esto limita el movimiento de animales hacia zonas con vacunación e impide el ingreso de hacienda desde el norte de ese límite geográfico”.
Josefina Marinissen, responsable del grupo Producción Animal del INTA Hilario Ascasubi –Buenos Aires–, una primavera con buenas condiciones climáticas derivó en un óptimo crecimiento de los pastizales, por lo que “antes de la ocurrencia de los incendios, la hacienda contaba con un buen estado corporal”.
En el sur de Buenos Aires, los rodeos de cría estacionados finalizaron la etapa del servicio por lo que las hembras que ya están preñadas cuentan con dos o tres meses de gestación y, las que parieron entre agosto y octubre, están con ternero de tres a cinco meses de edad.
De acuerdo con Marinissen, para planificar una alimentación suplementaria “es fundamental clasificar el rodeo en grupos: terneros destetados de 80 a 100 kilogramos de peso vivo; rodeo general con vacas preñadas, sin cría al pie y con condición corporal 3; rodeo descarte, que incluye vacas viejas, vacías, con condición corporal menor a 2,5 y aquellas que parieron el último ternero; y toros que entraran a servicio en el cuarto trimestre del año”.
Néstor Stritzler, director del Centro Regional La Pampa-San Luis del INTA, señaló que “una vez pasado el fuego se debe hacer una evaluación de cada situación y poner en marcha un plan de alimentación para los animales”.
El tiempo para que los animales regresen al campo estará condicionado por las lluvias. Según Stritzler, “estimamos que podrán hacerlo a partir de transcurridos los tres meses, tiempo propicio para la recuperación de las pasturas”.
Sin embargo, “los animales que no puedan ser trasladados a lugares con disponibilidad forrajera deberán ser encerrados para su alimentación”, indicó el director del INTA y agregó: “Prácticas como el destete tradicional y precoz son alternativas a considerar para disminuir los requerimientos nutricionales de las vacas”.
Un informe elaborado por el INTA Valle Inferior –Río Negro– estima que “la pérdida de forraje supera las 500.000 toneladas” y recomienda: “Trasladar la hacienda a otros campos y proveerles alimentos externos. Además, se sugiere realizar un listado consolidado de campos con disponibilidad para recibir hacienda así como un listado de proveedores de forraje de la región para mantener la hacienda de los campos más afectados”.
La falta de forraje en los campos obligará a hacer ajustes y tomar decisiones. Maria Gabriela Garcilazo, especialista en producción animal de esa unidad del INTA, puntualizó: “Habrá que privilegiar las categorías más valiosas y descartar las improductivas debido a que el poco alimento disponible, y el que sea posible comprar, deberá destinarse a los vientres preñados”.
Es estratégico analizar qué alimento se suministrará en función de los costos y disponibilidad. “Para la alimentación del ganado puede utilizarse afrechillo, grano de cebada, avena, maíz o alimento balanceado”, resumió la especialista del INTA Valle Inferior y añadió: “También debe considerarse dar heno, porque los granos u otros alimentos balanceados necesitan un porcentaje de fibras que complementen la dieta, a fin de asegurar un adecuado funcionamiento del rumen”.
La alimentación suplementaria requiere de un seguimiento permanente para evitar problemas de digestibilidad o falta de aceptación en los animales. “Habrá que recorrer el campo, observar la evolución y estado de las matas, mirar qué comen las vacas o si no lo hacen”, recomendó Garcilazo.
Según Marinissen: “Para casos con pérdida total del forraje, recomendamos el confinamiento transitorio de la hacienda a la espera del rebrote espontáneo debido a que su traslado presenta riesgo sanitario”. Y agregó: “Siempre, y antes de tomar cualquier decisión, recomendamos que el productor se acerque a cualquier unidad del INTA y consulte a un especialista”.
En este sentido, Stritzler expresó el compromiso de la institución para asistir a los productores en el manejo de los rodeos en los campos quemados. “Están a disposición todas las Agencias de Extensión Rural para dar el asesoramiento profesional que sea necesario”, afirmó.