Basados en la premisa de la retribución justa y equitativa, Calibrachoa y Mecardonia son los primeros casos a escala mundial donde los beneficios obtenidos –por su comercialización en los Estados Unidos, Canadá, Centroamérica y Japón– son compartidos con el lugar de origen del germoplasma silvestre. En estas ornamentales existe una particularidad relacionada con el origen de los recursos fitogenéticos a partir de los cuales se obtuvieron: que son dominio de las provincias.
Marcelo Labarta, especialista en convenios sobre variedades vegetales de la Coordinación Nacional de Vinculación Tecnológica del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), destacó el rol de las herramientas legales implementadas que permiten “proteger el derecho constitucional de las provincias, en cuanto a su dominio sobre el recurso de origen y la futura distribución de los beneficios, como así también reconocer el proceso de investigación y desarrollo del INTA”.
Para las variedades de la especie Mecardonia, licenciadas por el organismo a la empresa japonesa Sakata, la distribución justa y equitativa entre el obtentor y la provincia está en curso desde hace 6 años. A esto se sumó una variedad de Calibrachoa, con respecto a la cual “se firmó, recientemente, un acuerdo de licencia con la empresa estadounidense Proven Winners, para su comercialización en los Estados Unidos y Canadá”, precisó. “Esto ya permitió la distribución del beneficio obtenido con la provincia de origen del recurso”, recalcó.
Según señaló, “la obtención de variedades, a partir de germoplasma nativo, no finaliza en el proceso de fitomejoramiento y registro de la variedad”, sino que el instituto transfiere esta tecnología –mediante la firma de convenios– a empresas interesadas en comercializarla, al tiempo que acuerda con las provincias proveedoras su beneficio por los recursos otorgados.
En este sentido, el especialista en vinculación tecnológica recordó que la Argentina es parte del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) que tiene por objetivo “la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa de los beneficios resultantes de la utilización de los recursos genéticos”.
Por lo que el INTA suscribió convenios específicos con las provincias, dueñas de los recursos, en los que se especifica la retribución económica que les corresponde derivada de la explotación comercial de las variedades.
“Así, logramos que lo preestablecido en el CDB no sea, solamente, una expresión de deseo sino, una realidad concreta”, aseguró Labarta.
Según señaló, “la obtención de variedades, a partir de germoplasma nativo, no finaliza en el proceso de fitomejoramiento y registro de la variedad”, sino que el instituto transfiere esta tecnología –mediante la firma de convenios– a empresas interesadas en comercializarla, al tiempo que acuerda con las provincias proveedoras su beneficio por los recursos otorgados.
En este sentido, el especialista fue más allá y destacó el rol de las herramientas legales implementadas que permiten “proteger el derecho constitucional de las provincias, en cuanto a su dominio sobre el recurso de origen y la futura distribución de los beneficios, como así también reconocer el proceso de investigación y desarrollo del INTA”.
Por su parte, Daniel Morisigue –director del Instituto de Floricultura del INTA Castelar– destacó la importancia de que dos variedades de INTA lleguen al mercado internacional de flores: “Es un orgullo poder exportar un producto fruto del conocimiento, el trabajo y la tecnología nacional”.
“Con la nueva especie Calibrachoa llegamos, recientemente, a Japón de la mano de la empresa J&H –representante en el país oriental de la norteamericana Proven Winner–. Esta última lanzó en los Estados Unidos la Calibrachoa Superbells Garden Rose, registrada a nombre de INTA”, detalló.
A su vez, estimó que “para 2018, Mecardonia llegará al mercado europeo”. Para lo cual, comenzaron con los trámites de protección de los derechos de obtentor en la Oficina Comunitaria de Variedades de la Comunidad Europea.
Del territorio, al mundo
El primer paso en el desarrollo de nuevas variedades es la colecta de materiales vegetales de especies nativas –con aptitud ornamental– en diversas provincias, de acuerdo a las necesidades de la investigación.
Para esto, –detalló Labarta– resulta “fundamental” gestionar un permiso de acceso, ante la autoridad provincial correspondiente, a fin de poder realizar la colecta, investigación y adaptabilidad. Es que, de acuerdo con la Constitución Nacional, “corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”.
“Tanto Mecardonia como Calibrachoa fueron desarrolladas de germoplasma misionero”, recordó Morisigue y agregó que el primer género está distribuida en el norte y centro del país, hasta la provincia de Río Negro, mientras que la segunda de las 12 especies presentes en el país, 11 se ubican en la Mesopotamia y una se extiende por el norte y centro del país hasta el norte de la Patagonia.
Una vez obtenida la variedad vegetal ornamental deseada, luego de varios años de investigación y desarrollo con técnicas de fitomejoramiento, se inscribe en los Registros de Variedades del INASE, a fin de poder difundirlas y contar con los derechos establecidos en la Ley Nº 20.247 de Semillas y Creaciones Fitogenéticas.
“El objetivo, una vez obtenida la variedad, es que se difunda, se haga conocida y la prueben los productores. Es decir, que el trabajo de los investigadores del INTA sea reconocido y valorado”, aseguró Labarta.
En muchos casos, estas variedades se transfieren a empresas para evaluación mediante acuerdos de transferencia de materiales (ATM), con el objetivo de que éstas las puedan probar y evaluar. Si, producto de estas evaluaciones, surge la necesidad de producirlas y comercializarlas, el INTA –como obtentor de las variedades– suscribe un acuerdo de licencia o convenio de transferencia de tecnología con la empresa interesada.
“Estos convenios se firman por un período determinado e incluyen una contraprestación para el INTA sobre los ingresos generados a partir de la comercialización del material de propagación de las variedades objeto de dichos convenios, entre otras cláusulas”, especificó Labarta.
En otros casos, el INTA se asocia a empresas –desde un inicio– para investigar y desarrollar variedades ornamentales. Estos Convenios de Investigación y Desarrollo también tienen un plazo determinado y contemplan una regalía por la explotación comercial de las variedades, entre otras cláusulas.
Flores para tu jardín
Compacta y con excelente floración. Obtenida con tecnología nacional y germoplasma misionero, la Mecardonia es una especie ornamental nativa mejorada por los técnicos del Instituto de Floricultura del INTA Castelar.
Esta variedad se caracteriza por ser aptas para su cultivo a pleno sol en macetas o en canteros como bordura, diferenciándose básicamente por el porte y el atractivo amarillo de sus flores.
Por su parte, el cultivar de Calibrachoa se destaca por sus abundantes flores de color rosa intenso y brillante. La nueva variedad ornamental, obtenida por el Instituto de Floricultura del INTA, fue desarrollada a partir de germoplasma misionero y se caracteriza por florecer casi todo el año y es ideal para canteros y macetas.
Si bien en una variedad de porte pequeño, debido a que no supera los 15 centímetros de altura y los 35 de diámetro, INTA06575 se destaca en los jardines por el brillante e intenso color rosa de sus flores. Además, como florece desde fines del invierno hasta el otoño permite decorar los canteros o las macetas casi todo el año.