Su nombre es Marcelo González, de profesión: productor tambero. Vive en San Martín, provincia de Santa Fe.
Desde hace unos años, Marcelo se se dedica también a la bufaloterapia en su campo. Algo incipiente y solidario. Dicha actividad consiste en permitir un mayor contacto entre los animales (se los puede hasta montar) y niños para trabajar en su confianza y comunicación. Según contó el productor, la docilidad de los animales demuestra la gran ventaja que tienen para la cría y recordó que fue el atributo que lo convenció de tenerlos en su campo.
“Yo soy tambero de profesión, hace unos años quería tener un búfalo porque había visto en Corrientes un animal que era muy manso. En ese momento lo manejaba un chico de 7 años”, explicaba en una nota a Radio Génesis.
González destaca que “el búfalo es muy manso, muy inteligente, muy noble, tengo mucha experiencia con caballlos, he amansado caballos, acá en el campo así que por mi experiencia digo que el búfalo es más manso y más noble”, remarca.
En tanto, amplia que “con un búfalo, que se lo puede traer desde los dos meses, lo criamos con mamadera, y con cuatro meses está listo para empezar con terapia. Al trabajar con los chicos, son muy cuidadosos, son de echarse muy lento y fáciles de manejar”, detalló.
A su vez diferencia que en otros países hay un crecimiento notable de la cría por sus muchas virtudes. “Por ejemplo en Italia en los últimos seis años creció un 50% el stock bufalero, por ser un país chico donde va desplazando al vacuno. El búfalo como para carne y leche es el animal del futuro, nosotros tenemos un montón de hectáreas que no las sabemos aprovechar a mi criterio, el búfalo podría ser la herramienta para eso. Hoy un litro de leche de búfala vale 75 centavos de dólar, o tres veces lo que vale un litro de leche de vaca”, comentó.
Por otra parte, comenta que “en Argentina, en Corrientes se está creciendo mucho, en Misiones y Chaco también, es en donde más se está trabajando, el búfalo necesita, agua pero se puede trabajar con búfalos a corral, con aspersores y ventiladores para bajar la temperatura. La piel del búfalo es como la del chancho, ellos no transpiran, y por eso necesita echarse al agua”.
Es que, de acuerdo a las últimas estimaciones, en Argentina existen cerca de 200.000 búfalos distribuidos en Corrientes (unos 50.000), Formosa (otros 45.000) y el resto en Entre Ríos, Córdoba y Santa Fe. Y en nuestra provincia, tres de ellos se encuentran en la localidad de San Martín de las Escobas.
González descubrió que en 2010 el ejército tailandés llevaba adelante la terapia con búfalos para niños con espectro autista. “Estoy en contacto con la Asociación de Bubalinos de Corrientes y de Santa Fe, y no conocen que haya registro sobre esto en Argentina”, cuenta el productor que impulsa la iniciativa totalmente ad honorem y ya recibe la visita de personas de toda la región.
A su campo se acerca gente con patologías diferentes. Desde niños con autismo hasta adultos con pánico y personas que sufrieron algún ACV severo. “Hubo un chico que tuvo un accidente y luego de estar seis meses en su cama por problemas de ánimo y negarse a hacer la rehabilitación con el kinesiólogo, se acercó y comenzó a relacionarse con los búfalos. De venir un día a la semana, pasó a llegarse diariamente. Los resultados fueron fabulosos”, indica orgulloso.
El trabajo de González es ad honorem. Considera, y claro está, que estos animales tienen un sentido diferente. Puede ser un lenguaje más. González trabaja a gusto. La bufaloterapia, es una trinchera saludable que, seguramente, ganará más escena.