Se dio a conocer el indicador oficial de actividad económica de abril, que registró una caída de 26,4% respecto a igual periodo del año anterior, y de 17,5% respecto a marzo, superando así el pico de la crisis del 2001-02. En medio de una cuarentena total en abril, más de la mitad de la economía se encontraba paralizada. Esto sumado a condiciones previas desfavorables, marcadas por dos años de recesión, forzó el cierre de empresas; entre diciembre y abril se habrían cerrado más de 15 mil empresas, sostiene la Bolsa de Comercio de Córdoba, en su informe semanal.
Si bien la contracción fue generalizada, los sectores más afectados por la severidad de las medidas, legales y voluntarias de distanciamiento fueron Construcción, Servicios Sociales, Hotelería y Restaurantes. Por su parte, dada su importancia, Industria y Comercio fueron los sectores de mayor incidencia, explicando un tercio de la caída total de la actividad.
Dado que la cuarentena se fue posteriormente flexibilizando, los datos de abril indicarían el mayor impacto de la pandemia. En efecto, los datos de movilidad de Google muestran una mayor actividad en mayo y junio, aunque con una desaceleración ante la propagación reciente de los contagios en AMBA, que deteriora las perspectivas para el segundo semestre.
Pero más allá del efecto puro de la pandemia y la flexibilización de actividades, la velocidad de recuperación de la economía argentina dependerá de las señales de política económica hacia el futuro. En ese sentido, contar con un plan fiscal y monetario que apunte a reducir los desequilibrios estructurales del sector público y alcanzar el postergado acuerdo por la deuda son fundamentales para mejorar las perspectivas de la economía argentina tras el shock sanitario.
Cae la recaudación real en junio y se espera que el déficit fiscal continúe elevado
En el mes de junio la recaudación tributaria del sector público nacional aumentó 20,1% respecto del mismo mes de 2019, más de 20 puntos por debajo de la inflación en ese período. Esto pone una mayor presión sobre el déficit fiscal y su monetización, en conjunto con el creciente gasto público en el contexto de la pandemia. Dado que la flexibilización progresiva de la cuarentena no alcanza al AMBA, la jurisdicción que más aporta a la actividad económica del país, las perspectivas para los próximos meses no son optimistas, ya que se espera que la actividad continúe contraída, afectando de igual manera la recaudación.
