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La cuenca noreste de La Pampa enfrenta un creciente problema de salinización del suelo

La salinización de los suelos, vinculada al ascenso freático y las características geológicas de las regiones, afecta la productividad agrícola. Por ello, investigadores del INTA proponen acciones para enfrentar el problema en La Pampa.

La cuenca noreste de La Pampa, caracterizada por su escasa pendiente y ausencia de escurrimientos superficiales, enfrenta un creciente problema de salinización del suelo.

En los últimos 15 años, esta región ha comenzado a mostrar signos de deterioro, principalmente debido al aumento del nivel freático. Investigaciones del INTA Anguil revelan que ya hay más de 105.000 hectáreas afectadas, y si el ascenso del agua subterránea continúa, podrían sumarse otras 200.000 hectáreas.

Pablo Vázquez, destacado investigador de dicha institución, advirtió que estos suelos, fundamentales para la producción agropecuaria, están siendo impactados no solo por causas naturales, sino también por transformaciones en el uso del territorio.

Según explicó, el acuífero activo de esta zona se apoya sobre una base impermeable compuesta por sedimentos arcillosos marinos, conocidos como la formación Cerro Azul. Encima de esta capa se depositaron sedimentos más recientes, compuestos por limos y arenas, denominados sedimentos pampeanos.

La salinización ocurre con mayor intensidad en áreas donde la profundidad del acuífero disminuye considerablemente —de unos 150 metros a apenas 25 o 40—, lo cual impide un adecuado drenaje del agua subterránea y favorece la elevación del nivel freático, detalló Vázquez.

Atender el problema de manera rápida en La Pampa

El especialista del INTA subrayó la urgencia de aplicar medidas para reducir el impacto negativo que este fenómeno genera sobre la producción agrícola.

También señaló que, en general, estos acuíferos presentan una elevada concentración de sales, excepto en ciertas zonas de recarga —como áreas de aluvión o dunas— donde la salinidad es mucho menor.

Para enfrentar esta situación, el INTA propone una serie de acciones específicas, entre ellas la recuperación de 60.000 hectáreas con pasturas perennes y la implantación de 35.000 hectáreas de cortinas forestales en puntos clave del territorio.

Estas medidas permitirían controlar el ascenso del nivel freático y estabilizar su comportamiento. Además, el uso de cultivos de cobertura ayudaría a regular la recarga de agua subterránea según las características de cada subcuenca, concluyó Vázquez.