Agricultura

La empresa multinacional que trabaja en conjunto con el INTA y busca fortalecer las practicas de la agricultura regenerativa

Una propuesta que busca mejorar la manera en que cultivamos, poniendo el foco en el suelo, el agua y las personas. Esta iniciativa combina ciencia, experiencia en el campo y compromiso con el ambiente.

En el marco de la Bioferia 2025, que tuvo lugar del 4 al 6 de abril en el Hipódromo de Palermo, Knorr —marca perteneciente a Unilever— fue protagonista de un hito regional en materia de sustentabilidad agropecuaria: la presentación del primer protocolo de agricultura regenerativa de Latinoamérica, desarrollado por el INTA como resultado de un proyecto conjunto iniciado tres años atrás en Mendoza.

Durante el evento, se dieron a conocer los diez principios de agricultura regenerativa que forman parte de la Guía publicada por el INTA. Esta herramienta, surgida a partir del trabajo en conjunto entre ambas instituciones, tiene como objetivo acompañar a los productores en su transición hacia sistemas más respetuosos con los procesos naturales.

Además de la presentación, el stand de Knorr ofreció actividades interactivas para que visitantes de todas las edades pudieran comprender de forma sencilla y práctica qué es la agricultura regenerativa y por qué es clave para el futuro de la alimentación.

"Hace tres años atrás, Unilever y el INTA firmaron un convenio para trabajar agricultura regenerativa en Mendoza. En esta provincia está la planta de Unilever que deshidrata vegetales para Knorr, y es la única deshidratadora de Unilever del mundo", explicó María Bulla, gerenta de Asuntos Corporativos de la compañía, en diálogo con Agrolink.

Según detalló la vocera, el convenio fue ambicioso desde el inicio, ya que implicaba comenzar desde cero: "El INTA hasta ese momento no había trabajado en agricultura regenerativa en Argentina".

"Lo genial fue que parte del convenio implicó que todo lo que sucediera ahí no iba a ser propiedad privada de Unilever, sino propiedad del INTA en términos de ciencia. Por eso hoy podemos decir que el protocolo es abierto y disponible para toda Latinoamérica", subrayó.

Este avance representa no solo un paso importante en la transformación del modelo productivo, sino también una oportunidad para posicionar a la Argentina como referente en prácticas agrícolas sostenibles a nivel regional.

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Durante el primer año, el trabajo consistió en un relevamiento campo por campo para entender cómo trabajaban los productores: cómo regaban, cómo labraban, cómo fertilizaban. A partir de ese diagnóstico, se propusieron prácticas nuevas como el riego por goteo, la siembra directa o la incorporación de corredores biológicos para atraer aves e insectos beneficiosos.

Según explicó la gerenta, el acompañamiento de Unilever fue clave para generar confianza: “Si un productor prueba una práctica nueva y la cosecha no sale como esperaba, Unilever mantiene el compromiso como cliente. Ese respaldo permite animarse a innovar”.

Además, el INTA desplegó un equipo técnico interdisciplinario de más de diez especialistas —entre geólogos, biólogos e ingenieros agrónomos— con base en tres estaciones experimentales de Mendoza, que trabajaron mano a mano con los horticultores, algo especialmente necesario en una región como Mendoza, donde el agua es un recurso escaso y cada gota cuenta.

Los logros no tardaron en llegar. Hasta el momento, el proyecto permitió el deshidratado de más de 3200 toneladas de vegetales, el desarrollo de cinco nuevas variedades de hortalizas, y la implementación de prácticas regenerativas en las provincias de Mendoza y San Juan. Además, siete horticultores ya forman parte de la iniciativa, mejorando su desempeño económico, ambiental y social gracias al acompañamiento técnico y la garantía de comercialización.

Una nueva forma de producir y consumir

Actualmente, el 100% de los productores que abastecen a la planta de Knorr en Mendoza ya implementan al menos una práctica de agricultura regenerativa. Y este año, por primera vez, los envases de vegetales deshidratados Knorr incluirán la leyenda “hechos con agricultura regenerativa”.

Pero ¿qué implica esto para el consumidor? Según María, es una garantía de origen: “Sabés que ese vegetal fue cosechado en el momento justo, con fertilización adecuada, sin erosionar el suelo y haciendo compost. Es una manera de asegurarte que lo que estás comiendo es realmente natural y responsable con el ambiente”. DSC06658 scaled

Un modelo replicable

El protocolo presentado por el INTA no solo es un logro técnico, sino una herramienta de transformación. Al estar disponible públicamente, cualquier productor o empresa de la región puede consultarlo y comenzar a implementar estas prácticas.

“Lo más importante es eso: que no quede como letra muerta. Este protocolo es una guía para avanzar hacia un modelo agrícola que no solo no dañe, sino que repare”, destaca la vocera de Unilever.

Cabe destacar que el proyecto también es un ejemplo de trabajo articulado. “La clave para mí está en la articulación público-privada. El primer paso fue crear ciencia, crear evidencia de qué es la agricultura regenerativa, porque hasta el momento no existía o muy pocos se animaban a hacerlo”, señala Bulla. “Y eso no se puede hacer solo desde lo privado. Es con el Estado, con los científicos, con quienes más saben”.

Además, enfatiza la importancia de que otras empresas también se sumen. “El resto de las empresas también tiene un rol, que es empujar todos la misma agenda. Porque ya no alcanza con no dañar: ahora se trata de reparar”.

En junio, Unilever e INTA renovarán el convenio por tres años más, con el objetivo de seguir profesionalizando el proyecto. “Hasta ahora nos medimos por cantidad de prácticas implementadas. La idea es ir más allá y poder medir también cuánto dióxido de carbono se emitió menos, cuántos litros de agua se ahorraron”, adelanta. “Queremos poder decir: esta es la huella que mitigamos”.

La presentación de este protocolo no solo marca un avance técnico, sino también un gran paso simbólico: muestra lo que se puede lograr cuando lo público y lo privado tiran para el mismo lado, y cuando la ciencia argentina cuenta con el apoyo que merece.
Porque detrás de todo esto está el INTA, una institución que nos llena de orgullo.