El rendimiento del trigo, si es que se usa fertilización nitrogenada, puede acrecentarse. Así lo revela un informe que realizaron desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Marcos Juárez. En este sentido, dan una serie de pautas.
Agua y trigo: palabra del especialista del INTA
En este sentido, el -investigador de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Marcos Juárez, Córdoba– Vicente Gudelj, explicó que “el principal factor de rendimiento del trigo es el agua y es fundamentalmente la almacenada previo a la siembra, porque permite sortear el período de escasas precipitaciones que generalmente ocurre a la salida del invierno y hasta que lleguen las primeras lluvias de primavera”.
Desde el INTA, recomiendan “analizar cada lote de trigo en particular y, según los resultados de los análisis de suelo, evaluar la viabilidad de fertilizar o re fertilizar con nitrógeno, las condiciones del cultivo y la fertilización nitrogenada realizadas hasta ahora.”
Sobre el nitrógeno en el trigo
“La fertilización con nitrógeno en trigo es conveniente realizarla en pre siembra o durante la siembra si es que disponemos de sembradora que lo incorporen a un costado y debajo de la semilla. La fertilización nitrogenada en macollaje va a depender de una lluvia para que incorpore ese fertilizante”, explicó Gudelj.
Y sumó que “en cuanto al nitrógeno, se debería totalizar entre el que hay disponible al momento de la siembra, más el que hay disponible en el suelo. Ya que este mineraliza desde la siembra hasta la madurez fisiológica unos 140-150 kilos de nitrógeno por hectárea, pudiendo variar en un rango de 120 a 160 kilos por hectárea de nitrógeno. Lo que haga falta para llegar a esa cantidad, descontado lo que provee el suelo, debe agregarse con la fertilización”.
“Si se decide utilizar fertilizante líquido como el UAN, se debe aplicar chorreado y lo más temprano que se pueda durante el macollaje para evitar mayores daños por quemado y posibilitar la recuperación del follaje”, reveló el investigador del INTA.
Además
Por otra parte, desde el INTA explican que ante una campaña que está amenazada por La Niña y, tras lluvias escasas, el productor agropecuario tiene que considerar el suelo y su perfil para saber si hay una buena recarga hídrica de cara al verano y principios del otoño.
Por último, el investigador finalizó: “Tenemos que cuidar esas reservas haciendo un buen control de malezas en el barbecho, para lo cual debemos eficientizar las aplicaciones utilizando la tecnología disponible y en el caso de haber implantado cultivos de cobertura suprimir el crecimiento tempranamente para nos quede un mayor remanente de agua en el suelo a ser utilizada por el cultivo de verano a implantar”.