La Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA) encuestó a más de 330 empresas del sector foresto industrial argentino respecto al impacto del COVID-19 y la cuarentena en su actividad. La muestra abarca casi todas las provincias argentinas
mostrando el alcance de la cadena foresto industrial. Y los resultados son alarmantes. Sobre eso dialogó con Radiocampo -por Radio Colonia- Gonzalo Rondinone, director ejecutivo de FAIMA.
Según explicó, un 58% de las empresas presenta caídas mayores al 70% en sus ventas y el 78% del total relevado muestra caídas mayores al 50%. En el segmento “muebles” el 75% de las empresas marcan una caída mayor al 70%.
A pesar de que el sector fue considerado esencial en algunos eslabones de la cadena, el impacto del cierre de locales comerciales a la calle y el freno a la obra pública-privada pusieron al sector en una situación extremadamente delicada.
La muestra, como reflejo del sector, se caracteriza por tener empresas PyMES con el 62% del total con empresas de 1 a 19 empleados. Dentro de este segmento en particular el 72% considera que no está seguro de poder abonar el salario de abril o que podrá hacerlo solo hasta un 50% del total. Se agrega además que el 55% del total no tiene canales de venta online para suplir el cierre de locales.
Respecto a variables financieras el 60% de la muestra aún no pudo acceder a la línea de crédito al 24% al mismo tiempo que el 57% indica la presencia de cheques rechazados en abril.
Entre los motivos para la falta de acceso al crédito se destacan la falta de información por parte de las entidades sobre todo lejos de los principales centros urbanos, la exigencia de la nómina completa de empleados en esa entidad y el pedido de mayores garantías desconociendo el FoGAR.
Ante esta situación la mayoría de los encuestados para afrontar sus compromisos financieros procedió a la descapitalización de las empresas, el diferimiento de algunos pagos o el acceso a líneas crediticias más caras que las oficiales. Finalmente, el pago de salarios en los próximos meses junto con el tiempo que lleve la recuperación del consumo se revelan como las principales fuentes de preocupación.