“Lavandas del Limay” es el nombre de una finca en la zona de Bariloche que tiene un objetivo claro: aplicar tecnologías para potenciar este cultivo de manera sustentable.
Cabe recordar que la lavanda es una planta arbustiva, perenne, de única floración anual y forma parte del sector de aromáticas, aunque algunas variedades también se utilizan como ornamentales.
Es un cultivo en crecimiento en Argentina y por eso desde el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) dan respaldo a su desarrollo.
Es el caso del Grupo de Cultivos Intensivos del INTA Bariloche, que desde hace tiempo brinda apoyo técnico a esta finca ubicada a orillas del Río Limay, en un predio de una hectárea en el paraje Villa Llanquín, a 30 kilómetros de la ciudad de San Carlos de Bariloche.
Allí, el emprendimiento familiar consiste en propagar y cultivar lavandas como eje principal productivo.
La experiencia cuenta con un modelo de negocio de producción y turismo, que con el aporte del INTA mejoró el rendimiento de producción de flores en el cultivo y se estableció un invernadero para producción de plantines de calidad que se comercializan a otras provincias.
Ariel Mazzoni, investigador del INTA Bariloche, detalló a INTA Informa que “el acompañamiento del INTA se encuentra en el manejo de invernaderos y sustratos para propagación, adopción de riego por goteo automatizado, y la nutrición del cultivo”.
“Además, durante el último año se incorporó un instrumento tecnológico datalogger con el cual pueden registrar la humedad y temperatura del suelo y ambiente para obtener datos importantes que aportan a la correcta utilización del agua de riego en el cultivo de lavanda”, agregó.
Mazzoni también detalló que el valor agregado del cultivo se consigue a partir de las flores, porque “de allí se obtiene aceite esencial y la materia prima, y además se comercializa como flor seca”.
“Se le da valor a partir del desarrollo de productos de cosmética, aromaterapia, infusiones, en alimentos, bebidas, entre otros. Para el INTA es muy satisfactorio acompañar a productores que apuestan a la innovación y diversificación productiva, y que en este caso han logrado mejorar su agronegocio con la adopción de tecnología de cultivo y agregado de valor en sus productos”, continuó.
Lavanda y agroecología
Por su parte, Cristian Signorelli es uno de los dueños junto a Maximiliano Agüero Pellegrini de la finca, y señaló que ellos abordan el cultivo de manera agroecológica.
“Lavandas de Limay es un parque agroecológico en donde producimos plantas, aceite esencial e hidrolatos, trabajamos con esta metodología para mantener toda la cadena de producción lo más natural posible”, resumió.
Y añadió: “Esto significa que no utilizamos ningún tipo de pesticida que pueda dañar al ecosistema; utilizamos bioinsumos, más que nada porque varios de nuestros productos se consumen y por eso lo mantenemos lo más orgánico posible. Todo lo que aplicamos a la planta, ya sea el fertilizante y abono, es todo natural, para que, quienes consumen nuestros productos –aceites esenciales y las flores-, lo hagan de manera sana, sabiendo que no tienen ningún químico”.
Desde hace 10 años, la finca se propuso buscar una forma de vida más saludable, un espacio integral donde se realizan diversas actividades por el bienestar, la salud y la belleza. Así, revolucionaron el concepto de vida saludable y sostenible, desde su cultivo hasta el agregado de valor con la creación de productos como aceites esenciales, biocosméticos, jabones artesanales y sales de baño.
“A partir del trabajo con el INTA empezamos a desarrollar no solamente el tema de la reproducción de plantas –los plantines–, sino también con respecto al cultivo, el manejo de fertilizantes y el riego. En particular mejoró bastante el tema de la producción de flores”, aseguró Signorelli.
La lavanda y los suelos áridos
Una de las características que tienen en la región es que el clima y el suelo son muy secos, porque se encuentra en la estepa patagónica.
Signorelli detalló que “al crecer en un suelo bastante árido, no tiene mucho compuesto orgánico, se necesita algún tipo de manejo en el suelo particular para mejorar su calidad y que tenga los suficientes nutrientes y humedad para tener una floración productiva”.
En el caso de algunos lavandines o angustifolia, florecen una vez al año, en cuanto al manejo, cuando florece se poda y se obtienen los ramos, las flores, el aceite esencial y todos los productos de valor agregado.
Hay variedades de lavandas que son plurianuales, tienen dos floraciones o un poco más. Otras variedades, que en general están más desarrolladas en Buenos Aires, y se llaman lavándula dentata, florecen todo el verano.