La plaga que causa achaparramiento del maíz, causado por la bacteria Spiroplasma kunkelii, es una enfermedad transmitida por la chicharrita Dalbulus maidis al alimentarse. Se trata de un insecto que tiene entre 3 a 4 milímetros de longitud, de color amarillo pálido y tiene dos manchas redondas negras sobre el vértice de la cabeza. Los individuos adultos se alojan en hojas o tallos y las ninfas jóvenes se encuentran preferentemente en las hojas jóvenes de cogollo de la planta. La hembra pone en promedio 480 huevos durante su vida.
La plaga desde la mirada de Nicolás Pino
“Luego de una recorrida por el norte del país vemos con suma preocupación el impacto negativo que tendrá la chicharrita en el cultivo del maíz y particularmente en las siembras tardías”, expresó Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina.
En el mismo sentido, un relevamiento hecho con socios de la entidad marcó la misma preocupación en la región centro y otras zonas productivas que han perdido gran parte de la producción por esta causa.
“Estamos en plena etapa de cosecha y a medida que va avanzando, la situación se agudiza”, agregó Pino.
Las estimaciones disponibles no han internalizado del todo el impacto de esta plaga. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó una primera caída del 8% de la trilla a nivel país, para aquellos productores de distintas localidades que le tocó la plaga que les está generando pérdidas económicas irreversibles.
El Spiroplasma es el virus y las bacterias que transmite el vector tienen la capacidad de cortarle el llenado de grano a la planta. Por eso es una enfermedad que genera tanto desconcierto.
Autoridades provinciales y nacionales deberían conformar un comité de crisis para abordar esta plaga de manera efectiva y mancomunada.
“El contexto de alta presión impositiva, sumado a precios internacionales bajos y un alza en el costo de producción y comercialización, ponen al maíz en una situación que necesita una respuesta urgente”, enfatizó el presidente de la SRA.