En medio de este reclamo por la suba de retenciones a la soja, los productores autoconvocados tomaron más relevancia, sobre todo después de que el propio Alberto Ferández asegurara que detrás suyo están los dirigentes de Juntos por el Cambio. Juan Amestoy es uno de esos autoconvocados que, desde diciembre, están protestando al costado de la ruta en Altos Fierro, provincia de Córdoba.
“La Mesa de Enlace se comió el amague”, dice el productor cordobés aunque reconoce que “desde la ruta es más fácil gritar que paren, pero debe ser difícil sentarse a negociar”. Para él, la clave fue esa reunión de las cuatro entidades en la sede de CRA, donde definirían los pasos a seguir en materia de medidas de fuerza, algo que no ocurrió porque en medio del encuentro llegó el llamado de Luis Basterra (ministro de Agricultura de la Nación) convocando a una reunión para la semana próxima, lo que dejó en suspenso la decisión del paro de comercialización. “A los tres días de eso, cerraron los registros de exportación y supimos que iban a volver a subir las retenciones”, recordaba en diálogo con Radiocampo -por Radio Colonia-.
A la vez, remarca que “hay dirigentes como los de Federación Agraria o Coninagro que están enamorados de la segmentación, y eso tiene un pecado original, porque hay un momento en el que conviene producir menos, porque sabés que si cruzás la línea, te pegan el palazo”.
En definitiva, dice, “si producís menos, ganás más que si producís más”, y como -según su perspectiva- “no se crece de a golpe, sino de a poco, la segmentación condena a los pequeños productores a serlo eternamente, porque cuando están pensando en crecer se dan cuenta de que si lo hacen ganarán menos”.
“Imaginemos que hay dos personas, una alta y otra baja, frente a una cortina de esas que se enrollan y se pueden correr de dos maneras: de abajo para arriba o de arriba para abajo. Ahora pensemos que si la corremos de arriba para abajo, que sería bajar las retenciones progresivamente, el primero que asoma la cabeza es el grande. En cambio, si lo hacemos al revés, el primero que asoma la cabeza es el productor chico”, ejemplifica.
Entonces, ¿cómo se aplica la teoría de la cortina a los cambios en retenciones?
“En lugar de segmentar, tendría que haber una franja no imponible de 1.000 toneladas, por ejemplo, que no pagan retenciones”, dice. Una vez hecho eso, en lugar de ir bajando retenciones progresivamente, se iría subiendo la cortina. “En vez de 1.000 después pasarán a ser 1.500 las toneladas que tenga que producir para no pagar retenciones. Después 2.000, y así sucesivamente”, señala, y advierte que, de esa manera, cuanto más chico es el productor, más se beneficia.
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