Siguen los problemas para ingresar a trabajar en otras provincias. Agrolink Radio dialogó con Darío Salazar, contratista de Córdoba que por no poder ingresar a Salta, perdió una cosecha de 850 hectáreas y ahora no seguir trabajando, porque sus máquinas quedaron en Salta.
Antes de llegar a la provincia, Darío y su hijo se comunican con la provincias para alistar todos los documentos necesarios para ingresar a Salta. Les informaron que deben contar con el permiso para circular, por lo que en ese momento se disponen a realizar el trámite.
“Teníamos todos los permisos que necesitábamos, para poder terminar el maíz que nos faltaba. Nos clavamos 3 meses en salta, para no salir y no perjudicar a nadie, pero nos quedamos sin repuestos y tuvimos que volver a Córdoba a buscarlos”.
Es así que los Salazar comenzaron el viaje para continuar con las labores en Salta. “Una vez en el límite, la policía nos pide los documentos, y nosotros se los presentamos. Después nos piden que hagamos la fila detrás de 5 camionetas y otros 6 autos”.
La primera caravana salió a las 8 de la mañana, pero se acercaba el mediodía y no tenían noticias de cuándo iba a salir la segunda caravana. “Me acerco a la policía y me dice que hasta las 4 de la tarde no sale”. Armados de paciencia tuvieron que quedarse al costado de la ruta “sin comer ni beber, porque no hay nada, ni siquiera alguien que te venda un sándwich”.
A las 18 horas logran salir, con la camioneta fajada, con un policía delante y otro atrás, “como si fuéramos delincuentes”. Llegan a La Banda (Santiago del Estero) a las 9 de la noche, donde dejan de seguirlos y pudieron seguir viaje solos.
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Una vez en el límite con Salta, les toman todos los datos y les dicen que no se hagan problemas que van a poder pasar. “Los policías de Antilla se presentaron, nos trataron muy bien. Pero para poder ingresar te mandan al hotel más caro de salta que tenés que pagar de tu bolsillo”.
En el hotel te tiene dos días hasta que te hacen el hisopado, y luego siete días más hasta que te dan los resultados, siguió con su relato Darío. “Tuvimos que dormir en la camioneta durante dos noches”. "Nosotros somos pobres, venimos remándola. Nos quedaban estas hectáreas de maíz para poder vivir, y las perdimos”.
“No sabemos cómo seguir, no tenemos respuestas de Salta y no podemos recuperar la maquinaria que sigue allá. No tengo los equipos para poder seguir trabajando en otra parte. Siempre trabajamos en el norte, pero podemos conseguir algún trabajo en Buenos Aires”.