Por las características culinarias y la calidad comercial, el 95 % de los porotos que se producen en el país son exportados a Brasil, Centroamérica, Europa y parte de Asia, entre otros destinos.
Esto es el resultado de 40 años de investigación y trabajo del INTA potenciado por la articulación con la empresa Porosem SRL –Jujuy–. A este vínculo, se suma la empresa Granaria SA –Córdoba– con la idea de expandir el cultivo de porotos a otras regiones del país.
Una apuesta al desarrollo de una de las legumbres que será la base de las dietas para la alimentación del futuro.
El poroto es una de las legumbres de ciclo corto con gran futuro, que ofrece hidratos de carbono, proteínas y minerales. Con esto claro, un equipo de investigación del Programa de Mejoramiento de Legumbres Secas en el Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido IIACS del INTA Leales –Tucumán–, desde hace más de 40 años trabaja en el desarrollo de variedades que tengan ventajas competitivas para que puedan destacarse en el mercado y ubicar a la Argentina como uno de los mayores exportadores del mundo.
Según un informe del Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) las legumbres, en el primer cuatrimestre del año, exportaron 174.000 toneladas por U$S 123 millones, un crecimiento de 26 % con respecto a 2022.
“Entre 2007 y 2021, con la empresa Porosem obtuvimos e inscribimos en el INASE diez nuevos cultivares de porotos de diferentes tipos comerciales”, indicaron desde el INTA, desde donde se encuentran trabajando en el desarrollo de seis nuevas variedades, que serán liberadas de manera paulatina a partir del presente año.
Sin embargo, el objetivo no solo está en obtener más y mejores cultivares, sino en desarrollar genética que puedan adaptarse a los diversos ambientes productivos de la Argentina. En este punto, destacan que el avance de la tecnología y el desarrollo de nueva genética no solo ofrece oportunidades para la exportación, sino que también implica un beneficio para los agricultores argentinos, en términos de seguridad alimentaria y autonomía productiva. “Por esto, seguimos trabajando en el desarrollo de variedades que se puedan adaptar a las diferentes condiciones agroecológicas del país”, indicaron.
Otras de las razones por las que sigue apostando al desarrollo de nueva genética tiene que ver con la aparición de problemas bióticos y abióticos, que afectan el desarrollo del cultivo y sus potenciales productivos.
“El poroto es un cultivo de origen andino, originalmente adaptado a un clima templado y con temperaturas moderadas” y “mediante un proceso de adaptación por selección y mejora genética, se logró su producción en otras zonas de meso América con temperaturas y humedad más elevadas”.
El cambio climático –mediante periodos de sequías y lapsos de temperaturas elevadas cada vez más frecuentes en momento críticos del cultivo– representan un desafío para la producción de poroto del futuro e impacta en el desarrollo del cultivo disminuyendo notablemente los rendimientos.
“Es muy importante la generación y selección de nueva genética que tenga la capacidad de tolerar y producir de manera aceptable en condiciones de altas temperaturas”, expresan los investigadores y aseguran que “dentro del proyecto de mejora genética de poroto del INTA se desarrolla un programa de selección de germoplasma en condiciones de elevadas temperaturas que cuenta con 12 años de trabajo”.
Además de esto, la mira también está puesta en el desarrollo de productos requeridos por los mercados internacionales. “Tipos comerciales, tamaño del grano, sumado a la calidad nutricional diferenciada –por el mayor contenido de hierro o zinc– y las características culinarias, son algunas de las demandas que nos motiva constantemente a desarrollar nueva genética que cumpla con esas expectativas con el objetivo de garantizar la oferta y, por consiguiente, lograr la sustentabilidad de la producción”, puntualizan.
Entre las ventajas competitivas que impactaron positivamente en el comercio de exportación de esta legumbre, destacan que “la semilla blanca, tipo Alubia, es reconocida en los destinos comerciales de Europa, principalmente en España, que es un mercado muy exigente, por la calidad comercial y culinaria del grano".
Por otro lado, los porotos negros, son muy demandados por Brasil y por Centroamérica, debido a sus características de sabor y consistencia. “La concentración del sabor de nuestras variedades y el caldo que producen hace que sean muy buscadas para hacer ensaladas, puré, salsas, guisos y hasta empanadas y garrapiñadas”, describió Liácono.
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A los blancos y a los negros se suman los rojos, que “se destacan por ser una variedad bien definida, grande, con un color brillante que persiste luego de la cocción y una cremosidad insuperable”, especifican, y además mencionan el desarrollo de la primera variedad tipo comercial Canela, Leales C1 INTA, de color tostado o beige, cuyo principal destino es España; y un cultivar tipo Cranberry, que es Leales CR5 INTA, un poroto blanco con pintitas rojas, cuyos destinos principales son Italia y Brasil.
Las variedades de porotos desarrolladas en el marco del Programa de Mejoramiento Genético de Poroto se adaptan muy bien a las condiciones agroecológicas del NOA y poseen un buen potencial en el rendimiento al lograr que los granos posean muy buena calidad comercial. Sin embargo, con el correr de los años y el aumento de la demanda internacional, las variedades se fueron adaptando a otros ambientes.
"Hoy, los cultivares desarrollados por el Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido IIACS del INTA Leales se cultivan en Catamarca, Santiago del Estero y en el norte de Córdoba", subrayan y agregan: “A través del INTA, se realizan ensayos de distintas variedades para ver cómo se comportan en San Luis, Buenos Aires, Formosa, Chaco y Neuquén para ampliar el área productiva y seguir creciendo”.