Ante los incendios que se vienen registrando desde diciembre en el sur mendocino, desde la fundación ambientalista Cullunche denunciaron que se ha puesto en grave riesgo el hábitat de la fauna Silvestre que está en peligro de extinción y que vive en las 120 mil hectáreas hasta ahora afectadas. Por otro lado, desde esta institución también cuestionaron la falta de trabajo proactivo para minimizar los daños que provoca el fuego.
Jennifer Ibarra, titular de esta fundación, explicó que las especies en peligro son aves conocidas como Cardenal Amarillo, del águila Colorada y, además, de la Liebre Mara. "No sabemos a dónde van a ir. Son animales que necesitan de condiciones particulares. Además, en el caso de las aves, el humo las desorienta", explicó la veterinaria
Por otro lado, agregó que para que se recuperen estos terrenos habrá que evaluar el daño que hizo el fuego, ya que si el incendio pasó rápido, probablemente la temporada siguiente haya nuevos brotes, mientras que si el paso fue lento pueden pasar hasta 20 años para que los suelos se recuperen.
"También me han indicado que pumas, jabalíes, cuises y otras especies también están huyendo de la zona, que se los ve cruzar la ruta escapando del peligro", dijo Ibarra agregando que no solo hay que considerar los daños cuando se trata de tierras cultivadas, sino que hay que considerar la contaminación del aire y la pérdida de la biodiversidad, entre otros.
Desde Ambiente, explicaron que una vez que se logre apagar el fuego se realizarán las evaluaciones correspondientes para determinar el impacto en la fauna silvestre afectada, aunque admitieron que "casi" con seguridad la hay.
Trabajo proactivo
Ibarra señaló que la destrucción a esta escala del monte nativo por las llamas se podría haber minimizado a partir de un trabajo proactivo sobre todo teniendo en cuenta que a partir de las lluvias de 2014-2015 las posibilidades de incendios eran grandes debido a la gran cantidad de vegetación que creció durante esa época.
Para empezar, dijo que habría que conformar una mesa para discutir esta temática entre Vialidad Nacional y Provincial, dirección de Ganadería, Defensa Civil y la secretaría de Ambiente. "Se podría hacer una programación sobre las tareas a realizar, sobre todo teniendo en cuenta que esto sucede cada año. Si todos los años se habla de temporada de incendios es porque saben que ocurrirá y no vemos que se haga nada para prevenir las posibilidades de que esto suceda y de preparar a las personas y dueños de los campos", remarcó.
Para ello, Ibarra señaló que se debe controlar habitualmente el estado de los campos mediante drones, realizar picadas - trazados perimetrales que cortan el fuego- porque hay muchos campos que no las tienen en condiciones, atalayas en los puestos de guarda parques y barreras sanitarias para observar los campos en altura.
También dijo que se debería revisar el estado de los caminos y de los vehículos de los ganaderos, tener conocimiento respecto a la evacuación de los animales y hacer un uso extensivo del termómetro de índice de posibilidad de incendios utilizado por parques nacionales para la toma de conciencia por parte de automovilistas y paseantes.
"Lo dijimos y volvemos a repetirlo, esta provincia es un semi desierto con un grave proceso de desertificación. No podemos darnos el lujo de seguir perdiendo hectáreas de monte nativo bajo el fuego, sin embargo sucede", remarcó Ibarra.
Cambio de nombre
Ibarra señaló que urge la necesidad de un cambio de nombre respecto al Plan Provincial (o Nacional) de Manejo del Fuego. A cambio dice que debería denominarse Plan de Lucha contra Incendios ya que este es un mensaje más directo. "Cuando se habla de manejo del fuego se deja margen a que se utilice el fuego por los productores ganaderos o por cualquiera como herramienta para la gestión de un campo", explicó Ibarra.
Para terminar, dijo que actualmente, más allá de los contactos que la fundación tiene en el departamento del sur, no tienen información certera de perdida de ganado doméstico.
Las picadas, una de las mejores estrategias
El ambientalista Eduardo Sosa - y ex jefe de Gabinete de Ambiente- explicó que una de las mejores herramientas para combatir los incendios es realizar picadas cortafuegos en los campos, abriendo caminos a través del monte con topadoras para que el fuego quede limitado al borde de la picada y no pase al siguiente cuadro.
La ley 6099/04 obliga a la Dirección de Recursos Naturales Renovables- a elaborar un plan provincial para prevenir los incendios y un plan de picadas cortafuegos. "Muy poco de esto realizó desde la creación de la ley. Hoy no existe un plan de picadas cortafuegos ni un plan actualizado de prevención de incendios, solo podemos confiar en el personal experimentado", señaló el especialista.
Entre 2010 y 2015 el estado giró a la provincia más de 50 millones de pesos para la protección del bosque nativo. De allí 70% del dinero debe ir a manos de los propietarios en compensación por mantener las masas forestales, mientras que 30% queda para la autoridad de aplicación que deberá utilizarlo en inspecciones y otras actividades que propendan a la preservación del bosque nativo.
"Muy poco de ese dinero fue a parar a las manos de los propietarios y arrendatarios, y un estudio realizado sobre más de 700 expedientes indica que el dinero fue a parar a sitios donde no hay bosque nativo y tampoco se realizaron la sobras comprometidas por estos", aseguró.