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Los productores advirtieron que "el Delta se está muriendo"

"La producción del Delta se está muriendo y los gobiernos siguen sin dar una discusión honesta y técnica sobre los humedales; hay campos que están inundados desde hace 24 meses, que quedaron bajo 3 metros de agua, y los trabajadores terminan migrando hacia los asentamientos precarios de las...

"La producción del Delta se está muriendo y los gobiernos siguen sin dar una discusión honesta y técnica sobre los humedales; hay campos que están inundados desde hace 24 meses, que quedaron bajo 3 metros de agua, y los trabajadores terminan migrando hacia los asentamientos precarios de las grandes ciudades y engrosando los cordones de miseria", se quejó con dolor Armando Cadoppi.

Licenciado en Tecnología de los Alimentos, becado en Harvard, ex trabajador de Socma y primer exportador de carne de búfalo desde América a Europa, Cadoppi tiene paralizada su producción en la localidad entrerriana de Ibicuy desde las últimas inundaciones a principios de este año.

"El boom sojero de los últimos 10 años hizo que se construyeran 5 mil kilómetros de diques y caminos sin control ambiental en el Delta, y a eso se sumó el endicamiento por urbanización en Villa Paranacito; el Estado estuvo y sigue estando ausente; hay falta de voluntad para promover una producción sustentable", advirtió.

Detalló que entre el 2012 y el 2015 los productores de Ibicuy invitaron en cinco oportunidades al senador entrerriano Alfredo De Ángelis a conocer la problemática de la zona, pero nunca los visitó.

En pocas palabras: construir diques, levantar terraplenes o rellenar humedales para "ganarle al agua" causa el efecto contrario cuando las lluvias y tormentas arrecian y sobrepasan esas barreras. "El agua no se va más y todo se pierde: hacienda, alambrados, puestos y corrales. Todo el proyecto", concluyó Cadoppi.

Desde el partido de Campaña, en la cuenca del río Luján, Adriana Anzolín denunció en diálogo con Télam que el "avance de las urbanizaciones privadas" cubrió "700 hectáreas de humedales, de un total de 1.100" y "todo se inició en la década del 90 con la construcción de Nordelta".

"El barrio San Sebastián (en la ruta 9 y Río Luján) se levantó sobre la mitad de la planicie de inundación del Río Luján; todo ese extenso terreno se rellenó y cuando el río desborda se produce un enorme embalse que no escurre más", detalló.

Como referente extremo de estos atropellos a la naturaleza, Anzolín recordó el huracán Katrina que en el 2005 arrasó Nueva Orleans y reseñó que los numerosos informes elaborados después de la tragedia advirtieron que la construcción de diques, el drenaje de humedales y el dragado de cauces favorecieron la violencia con que impactó el temporal sobre el delta de esa ciudad de los Estados Unidos.

Los proyectos urbanos privados avanzan desde la década del 90 sobre los humedales de la cuenca del Río Luján y desde entonces vecinos de Pilar, Escobar y Campana, junto a organizaciones ambientales, intentan visibilizar el problema con caravanas, asambleas y denuncias judiciales.

En mayo último, vecinos autoconvocados marcharon hasta el juzgado federal de San Isidro de Sandra Arroyo Salgado para que dé lugar a la solicitud de "paralización precautoria de toda obra que se lleve a cabo en barrios y clubes privados emplazados en la planicie de inundación" del Río Luján y Delta del Paraná, sustentada en informes de especialistas.

Si bien todavía no hubo un pronunciamiento de la Justicia, un estudio de la Administración de Parques Nacionales advirtió que el proyecto inmobiliario "Puerto Palmas Pueblo Ecológico" amenaza con fragmentar el humedal de la Reserva Otamendi y una ordenanza del Concejo Deliberante de Campana declaró en 2015 zona no urbanizable al área de humedales del Río Luján.

La Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria de la UBA elaboró un informe en el que marcó que los desarrollos inmobiliarios generan estrangulamiento y taponamiento en los cauces principales de las cuencas.

Muchos de estos territorios, además, conservan restos arqueológicos indígenas de mil años de antigüedad, como por ejemplo el cementerio Garín, en las inmediaciones del cruce de las rutas 8 y 26, donde fue levantado el barrio Santa Catalina.

Otro lugar sagrado, "Sarandí", quedó sepultado bajo Nordelta y, con los años, fueron recuperados restos de más de 40 indígenas enterrados.

Punta Querandí, ubicada en la desembocadura del arroyo Garín, en el partido de Tigre, es uno de los últimos bastiones en el que resisten los pueblos originarios el avance inmobiliario.

En Tigre se calcula que los countries ocupan unos 148 kilómetros cuadrados, el 60 por ciento de la superficie territorial.

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