
Desde CAMYA aseguran que el organismo, creado en 2001 para fortalecer la imagen de la carne argentina tanto a nivel local como internacional, no cumple con su propósito y representa una carga innecesaria para el sector. Señalan además que la promoción debería ser una decisión individual y no una obligación que encarece los costos.
“El IPCVA es una estructura costosa y con escasos resultados. Hoy sólo asfixia al sector con más cargas, sin ofrecer beneficios concretos”, expresó la cámara en el documento firmado por su presidente, Leonardo Rafael.
El financiamiento del IPCVA proviene íntegramente del sector privado: los productores y frigoríficos realizan un aporte por cada cabeza enviada a faena. Según la ley que dio origen al Instituto, los ganaderos contribuyen con el 69% del total recaudado, mientras que el 31% restante lo aporta la industria. CAMYA estima que un 14% de los fondos que sostiene al organismo proviene de su actividad, a través de los costos que les trasladan los frigoríficos.

Durante 2024, el IPCVA habría recaudado cerca de USD 15 millones. Pero desde la cámara aseguran que la estructura no genera retornos concretos para los matarifes ni para el mercado interno. “Es el consumidor quien termina pagando esta carga. Se convierte en un costo más que impacta directamente en el precio final de la carne”, advirtieron.
En paralelo, los precios de los cortes vacunos registraron subas sostenidas en los últimos meses, lo que repercutió en el índice de inflación. En abril, “Carnes y derivados” fue uno de los rubros que más aumentó dentro de la división Alimentos y Bebidas, con un 4,8% promedio en el GBA y picos del 5,9% en Cuyo. Sin embargo, en las primeras semanas de mayo, algunas consultoras privadas registraron leves caídas en los precios, en un contexto de consumo retraído.
“Apelamos a una promoción libre, sin imposiciones. El mercado encontrará sus propios mecanismos para posicionar los productos argentinos en el exterior”, concluyeron desde CAMYA.