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Menos químicos, más naturaleza: usan peces nativos para frenar mosquitos

La iniciativa del INTA y el Conicet apuesta al control biológico en espacios urbanos mediante la introducción de especies locales que ayudan a mantener el equilibrio ecológico y prevenir enfermedades como el dengue.

Investigadores del INTA y el Conicet están apostando a una solución innovadora y sustentable para reducir la presencia de mosquitos en entornos urbanos y periurbanos, se trata del uso de peces nativos como depredadores naturales de larvas. En particular, la “chanchita” (Australoheros facetus), una especie propia de la Cuenca del Plata, demostró ser eficaz para el control biológico en cuerpos de agua.

Con la mirada puesta en enfermedades como el dengue, el Zika y la chikungunya, los equipos del INTA Ángel Gallardo, en Santa Fe, junto con científicos del Conicet, desarrollan esta estrategia que busca reducir el uso de insecticidas químicos. “Un ejemplar adulto puede consumir más de 500 larvas por día”, explicó Ariel Belavi, referente nacional en acuicultura del INTA. Además de su voracidad, el pez es resistente, se reproduce fácilmente y se adapta a distintos hábitats.

 

El proyecto articula producción acuícola, gestión ambiental y salud pública. Desde el INTA, se evaluaron variables como la tasa de crecimiento, la reproducción en cautiverio y la capacidad de consumo de larvas, lo que permitió avanzar en el cultivo a escala y comenzar a liberar ejemplares en lagunas, estanques y otros ambientes urbanos.

PECES

A lo largo de 2024, más de 3.500 chanchitas fueron introducidas en 26 espacios acuáticos de las provincias de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos. La estrategia alcanzó barrios de la capital santafesina, localidades como Marcos Juárez y Vila, y distintos espacios públicos gestionados por municipios.

El pez actúa principalmente en aguas calmas y poco profundas, nadando entre la vegetación para alimentarse. Su dieta omnívora y su comportamiento activo lo convierten en un eficaz depredador de larvas de mosquito, especialmente de los géneros Aedes, Culex y Anopheles, todos potenciales transmisores de enfermedades.

Belavi destacó el creciente interés por parte de gobiernos locales: “Muchos municipios y comunas están buscando herramientas sustentables basadas en la ciencia. Esta respuesta demuestra que hay una demanda real por alternativas ecológicas”.

La chanchita no es la única especie en estudio. El INTA también investiga el potencial de camarones de agua dulce como Macrobrachium borellii y Palaemon argentinus, que también se alimentan de larvas en ambientes acuáticos.