
Las recientes inundaciones en la provincia de Buenos Aires generaron un impacto devastador no solo en las zonas urbanas, como en Bahía Blanca, sino también en el sector agropecuario. Pablo Ginestet, referente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), describió la situación como "muy caótica" y alertó sobre las consecuencias a mediano y largo plazo para los productores rurales.
Según el profesional aproximadamente 500.000 hectáreas se encuentran completamente inundadas y casi 1,5 millones fueron afectadas en distinta medida. “Desde 2017 no teníamos un evento de esta magnitud" expresó. En localidades como Olavarría, La Madrid y Guaminí, el agua aisló a productores e inundó pueblos enteros.
Con respecto a la problemática con el ganado explicó: “Hay muchos animales que se les complica porque se les reduce su área de pastoreo, los que no se ahogaron o no fallecieron. Y moverlos no es fácil, porque no hay caminos, no hay nada. La única manera es arreando los animales, y a veces hay que llevarlos muy lejos, a campos vecinos o donde se pueda”
Uno de los inconvenientes más serios es la presencia de terneros en los campos, ya que aún no se produjo el destete, lo que dificulta su traslado y aumenta la mortalidad. “Mover ese tipo de animales es mucho más complejo. Cruzar arroyos con correntadas fuertes es una cosa con vacas, pero con terneros es otra", resaltó el dirigente. Además, se suman a la lista algunos problemas de salubridad “Cuando los animales están con mucho barro, empiezan a tener problemas en los vasos, lo cual puede derivar en infecciones”
Ginestet sobre las pérdidas económicas y falta de infraestructura
Si bien aún es difícil hacer una estimación exacta de las pérdidas, Ginestet advierte que los efectos de esta crisis se sentirán en el mediano plazo “Las pérdidas las vamos a estar viendo en los próximos seis meses. En esta época se hacen las pasturas y los verdeos para el invierno, y los ganaderos no las van a poder hacer, así que en invierno habrá menos pasto para los animales", explicó.
El problema se agrava porque las reservas de forraje que se habían guardado para el otoño-invierno también se perdieron, lo que incrementará los costos de alimentación del ganado en los próximos meses.
A esta crisis se suma la precariedad de la infraestructura rural, con caminos en mal estado y obras inconclusas. “El sector agropecuario en la provincia de Buenos Aires aporta anualmente 200.000 millones de pesos para el mantenimiento de los caminos rurales, pero los intendentes se gastan la plata en otra cosa. A la menor lluvia, no tenés caminos, o incluso cuando no llueve tampoco porque están todos rotos", denunció Ginestet.
Para finalizar, mencionó la importancia de obras hidráulicas como el Plan Maestro del Río Salado, que aún no se completó: "Ese tipo de obras las tiene que hacer el Estado. Lo ejecutará un privado, pero lo paga el Estado porque atraviesa toda la provincia. Lamentablemente, tenemos una mala experiencia con la corrupción en la obra pública", agregó.