La fitorremediación es una metodología utilizada para remover contaminantes que afectan al ambiente, a través del empleo de plantas capaces de absorber dichas sustancias; en esa línea, la licenciada en Química Alfonsina Bonfranceschi, que se desempeña en el Centro INTI-Cueros e integra la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la provincia de Buenos Aires, está estudiando la especie autóctona Canna ascendens con el objetivo de evaluar la factibilidad de utilizarla para el tratamiento de líquidos residuales con concentraciones de cromo total inferiores a 100 partes por millón (PPM).
Se eligió esa especie vegetal por ser nativa de la provincia de Buenos Aires, además de robusta, de fácil crecimiento en zonas linderas a espejos de agua y por pertenecer a un género que se caracteriza por la buena tolerancia a los metales pesados.
"Los resultados indican que luego de dos semanas de tratamiento se logró reducir la concentración de cromo entre un 85 y un 95 por ciento", destaca el coordinador de la unidad técnica Tecnología de la Producción de INTI-Cueros, José Martegani. Para el estudio, se realizó un cultivo hidropónico —solo con agua, sin tierra— de ejemplares de la planta en estado vegetativo, cada uno con una medida entre 10 y 15 centímetros de altura, y se incorporó a la solución nutritiva cromo trivalente en la forma de un producto comercial utilizado habitualmente en curtiembres.
Las soluciones de contacto fueron periódicamente analizadas una técnica de laboratorio conocida como Espectroscopía de Absorción Atómica (EAA) a fin de evaluar su contenido de cromo residual. Se realizaron muestreos destructivos, uno a la mitad del período de estudio y otro al final.
Las plantas fueron cosechadas y separadas en sus partes aérea y raíz. Luego, se secaron en estufa a 60 grados; se digirieron por vía húmeda —con ácidos nítrico y sulfúrico— y se analizó el extracto obtenido por EAA.
Los resultados muestran que la mayor concentración de cromo se encontraba en la raíz, tanto absorbido como adsorbido, y que la desaparición del metal se produjo principalmente durante los primeros 11 días.
Luego se realizaron ensayos con un efluente de curtiembre tratado que contenía una cantidad residual de 18 PPM de cromo —fundamentalmente trivalente— y se logró reducir en un 99 por ciento esa concentración, después de una semana de aplicar fitorremediación. Así, se alcanzó un valor que se encuentra por debajo del límite máximo de descarga permisible a cuerpos de agua.
Los investigadores continúan avanzando en nuevos ensayos para determinar la cantidad máxima de cromo que esta especie vegetal es capaz de captar en contacto con efluentes de curtiembre, ricos en sales inorgánicas y compuestos orgánicos. "La implementación de esta tecnología será un aporte clave para promover el desarrollo de la industria curtidora dentro del marco del uso racional de los recursos naturales y la preservación del medioambiente", concluye Martegani.