El mercado del poroto negro a nivel global se distingue por la presencia de dos grandes países productores que a su vez son los mayores consumidores: Brasil y México.
En términos generales ambos son deficitarios: su demanda interna supera a sus producciones, por lo que necesitan importar cada uno entre 80 mil y 120 mil toneladas por año. Brasil las adquiere fundamentalmente de Argentina; México, de Estados Unidos y Canadá. Otros países y regiones con alto consumo son Venezuela, Cuba y el área del Caribe, hasta ahora provistos mayormente por China, Canadá y Argentina en menor medida.
Por cuestiones climáticas, el escenario ha cambiado en el último año: en Norteamérica, México, Estados Unidos y Canadá sufrieron problemas por excesos de lluvias tanto en siembra como en la cosecha.
Al sur del continente, la cosecha fue buena pero lo que varió las expectativas fue un crecimiento de la demanda en Brasil, que fortaleció las compras a la Argentina. A la par, China comenzó a retirarse del mercado, por lo que Venezuela y Cuba empezaron a perder un proveedor importante.
En tanto, otros factores contribuyen a que el poroto negro tenga una mayor demanda global: las legumbres en general se han beneficiado de los mayores consumos “hogareños” donde se tienda a reemplazar proteínas más caras como las de las carnes rojas por proteínas vegetales.
En una nueva conferencia de las “Conversaciones con Expertos” organizadas por la Confederación Global de las Legumbres (GPC), los especialistas señalaron que un factor que incide en la expansión del consumo de este producto es la emigración de venezolanos hacia otros países de Latinoamérica. Asimismo, la demanda tiende a crecer en Europa, específicamente en países como en Italia o España.
Los grandes desafíos
En este contexto, como ocurrió en los debates sobre los porotos de color y las arvejas, una de las preguntas que quedaron flotando fue: ¿quién puede asumir el liderazgo en reemplazar la oferta que quedaría vacante con la ausencia de China en el mercado? En este sentido y dada la estructura exportadora única que posee, junto con la disponibilidad de hectáreas para poder incorporar a la producción, Argentina es el país productor que posee un alto potencial para aprovechar esta demanda insatisfecha.
Hoy en día, Argentina exporta unas 150 mil toneladas anuales de poroto negro: el grueso se destina a Brasil, siendo también mercados importantes, pero de menor volumen Venezuela, México, otros países de Latinoamérica y Europa.
En Cuba y otros países de Centroamérica, China vendía entre 40 mil a 50 mil toneladas. En Venezuela, entre 30 mil y 40 mil. Este último país redujo en forma importante sus importaciones debido a una baja general de consumo de alimentos de su población, pero Centroamérica y el Caribe tienen su consumo intacto. De poder tomar parte de ese mercado Argentina podría aumentar sus exportaciones de este cultivo en un rango del 50% si lograra capturar el volumen que deja vacante el gigante asiático.
Los desafíos en este sentido pasan por poder desarrollar nuevas áreas productivas, lograr tener similares tratamientos impositivos en los países de destino que otros orígenes competidores y lograr acuerdo que aseguren la fluidez de cobro en aquellos países que presentan condiciones particulares de comercialización.
Otro de los cambios que están ocurriendo en el mercado mundial esta impulsado por la emigración venezolana a diferentes países, tanto de Latinoamérica como de Europa Mediterránea. Esto tiene como ventaja que la población local comienza de a poco a incorporar el hábito de consumo de aquellos inmigrantes arribados a su suelo y lleva que se manifiesten continuos aumentos en los volúmenes comercializados anuales. Esto tiene como gran ventaja una diversificación de los destinos comerciales globales, lo que brinda una mayor estabilidad de precios al reducir la volatilidad y la dependencia de un solo mercado.