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Poscosecha de frutas y hortalizas: innovación y tecnología para reducir pérdidas y mejorar la calidad

La gestión de la poscosecha se consolida como una etapa estratégica en la producción frutihortícola. Especialistas del INTA Alto Valle destacan la importancia de aplicar prácticas y tecnologías que permitan conservar la calidad, reducir pérdidas y anticipar el comportamiento de los frutos durante su almacenamiento.

La poscosecha, una etapa clave para la calidad y la rentabilidad

La poscosecha representa la fase final del proceso productivo, y es determinante tanto para la calidad como para la vida útil de frutas y hortalizas. Si bien la calidad no puede mejorarse una vez cosechado el producto, su conservación puede optimizarse mediante prácticas adecuadas como el preenfriado, la limpieza, clasificación, empaque, almacenamiento y transporte.

Estas herramientas aportan un valor significativo al productor, ya que la gestión de la poscosecha constituye una etapa estratégica del proceso productivo. Se estima que las pérdidas en este tramo pueden alcanzar hasta el 40 %, razón por la cual referentes nacionales e internacionales se reunirán en el V Congreso Argentino de Biología y Tecnología Poscosecha, donde se debatirá sobre nuevas prácticas, tecnologías, envasado inteligente e inteligencia artificial aplicadas al sector.

Tecnología y eficiencia para anticipar la evolución de la calidad

“En un contexto donde la eficiencia y la calidad son exigencias ineludibles, anticipar el comportamiento de la fruta durante la conservación y prever la evolución de la calidad resulta clave para tomar decisiones más acertadas y eficientes”, señaló Gabriela Calvo, especialista en poscosecha del INTA Alto Valle.

Calvo explicó que actualmente el organismo trabaja en investigación, desarrollo y transferencia tecnológica junto al sector frutícola regional, abordando áreas como la fisiología, tecnología, patología e ingeniería. “Nuestro objetivo es preservar la calidad de los frutos, prolongar su vida útil y reducir las pérdidas, garantizando su inocuidad”, puntualizó.

El aporte del INTA Alto Valle a la fruticultura argentina

La región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén produce entre el 80 y el 90 % de las peras y manzanas del país, ubicando a la Argentina en el duodécimo lugar mundial en manzana y en el cuarto en pera, además de ser el principal productor del hemisferio sur.

En este marco, la conservación y las tecnologías de poscosecha son factores estratégicos para mantener la competitividad y acceder a los mercados internacionales.

El área de poscosecha del INTA enfoca su labor en la determinación de índices de cosecha por especie y variedad, la evaluación de tecnologías de conservación y la coordinación técnica del Programa Regional de Madurez (PRM), vigente desde 1993. “El PRM adecua las fechas de inicio de cosecha a cada temporada y se consolidó como una herramienta técnica clave para la fruticultura de la Norpatagonia”, precisó Adrián Colodner, de INTA Alto Valle.

poscosecha

Desafíos futuros: cambio climático y sustentabilidad

La creciente variabilidad climática genera nuevos desafíos: frutos más sensibles a fisiopatías durante la conservación, aparición de nuevas enfermedades y reducción de productos químicos disponibles para el control poscosecha.

Frente a este panorama, el sector trabaja en alternativas sostenibles y efectivas, así como en la incorporación de nuevos cultivos y la ampliación de servicios a otras zonas productivas.

El compromiso con la innovación y la sustentabilidad marca el camino de la poscosecha moderna, que busca no solo conservar mejor los frutos, sino también optimizar los recursos y fortalecer la competitividad del sector frutihortícola argentino.