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Productores integrados de pollo con márgenes muy ajustados

Que la industria avícola atraviesa una profunda crisis no es una novedad, con precios internos deprimidos, superproducción, costos en alza y falta de competitividad para exportar, el cóctel es explosivo y todos los eslabones de la cadena están complicados. Varias son las empresas frigoríficas que están tambaleando y...

Que la industria avícola atraviesa una profunda crisis no es una novedad, con precios internos deprimidos, superproducción, costos en alza y falta de competitividad para exportar, el cóctel es explosivo y todos los eslabones de la cadena están complicados. Varias son las empresas frigoríficas que están tambaleando y al unísono muchísimos productores integrados se debaten cómo seguir.

"Desde el sector industrial se afirma que con estos valores no somos competitivos y sólo exportamos a quebranto". Aunque la verdad cruda sea un poco peor, en off de record los industriales esperan una canibalización del mercado con la salida de dos empresas seriamente comprometidas, repitiendo la historia de la emblemática avícola San Sebastián que en los 90 del sector cerró para descomprimir el frente interno. Los llamados productores Integrados representan por sí solos el 90% de los pollos producidos en el país, pero a pesar de este valor relativo, siguen siendo el eslabón débil de la cadena productiva, cobrando un promedio de $4,70/ pollo criado. Los costos de producción, sólo tomando los tres rubros principales (mano de obra, gas y electricidad), sobrepasan holgadamente lo pagado por la industria. En un contexto donde todavía no se midió el impacto del último aumento de las tarifas eléctricas que ronda el 58%", explica Matías Lestani, del departamento económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).

Los productores integrados cumplen un rol clave en la industria avícola; el esquema es simple: las empresas proveen el pollito BB y el alimento y los productores aportan el galpón y mano de obra. Es un sistema súper eficiente pero que según Lestani encuentra un gran desequilibrio entre integrado e integrador, porque este último marca las reglas de juego -a veces en detrimento del productor- situación que nubla aún más el panorama.

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