El 13 de octubre se celebró a nivel global el Día Mundial de los Fertilizantes, una fecha que recuerda una de las mayores invenciones de nuestro tiempo y que ha permitido salvar del hambre a millones de personas a partir de un aumento significativo de la cantidad y calidad de los alimentos.
El uso de fertilizantes está creciendo en la Argentina, pero no lo suficiente como para compensar el nivel de extracción de nutrientes que se produce con cada cosecha. Y la urgencia actual es aún mayor si se tiene en cuenta que gran parte de la superficie productiva del territorio nacional ha sido afectada por excesos hídricos que generan consecuencias en los suelos.
La permanencia del agua sobre lotes productivos durante varios días puede provocar modificaciones tanto en la cantidad como en las formas químicas de los nutrientes presentes en el suelo. Cada nutriente reacciona de forma diferente, hay algunos que pueden perderse del sistema y otros que, si bien no se pierden, reaccionan en formas químicas de muy baja disponibilidad para los cultivos.
“Después de una inundación tan persistente y extensa se debe hacer un análisis de los suelos afectados para monitorear en qué condiciones se encuentran y en función de ello planificar la estrategia de fertilización”, asegura el ingeniero agrónomo Alejandro Vollert, Country Manager de Yara Argentina.
Las inundaciones suelen ocasionar la pérdida de algunos nutrientes claves como el nitrógeno. “El nitrógeno es un nutriente de excelencia para las plantas, es el que más hace por su desarrollo radicular, por su rápido crecimiento, por el volumen de rendimiento y por el contenido proteico de sus granos”, comenta Vollert, quien agrega que además, cuando se aplica en la forma química de nitrato, “es mucho más eficiente porque puede ser absorbido en forma inmediata por el cultivo y más amigable con el medio ambiente porque es una fuente que prácticamente no tiene pérdidas por volatilización”.
La fuente de nitrógeno en forma de nitrato no requiere incorporación, por lo que resulta una solución logística mucho más práctica y conveniente por el mayor ancho de labor de las fertilizadoras al voleo. De esta manera se consigue una aplicación más rápida y en menores pasadas, lo que a su vez trae otros beneficios asociados como el menor consumo de combustible, el menor costo operativo y la menor emisión de gases de efecto invernadero.
También debe destacarse que, más allá del nitrógeno, pueden existir otros elementos que requieran un ajuste, como el fósforo, el azufre y el zinc. “Teniendo en cuenta el concepto de nutrición balanceada y en función de lo que muestre el análisis del suelo, la recomendación es aplicar fertilizantes que ya tengan todos los elementos deseados en cada gránulo, de manera que su distribución sobre el terreno sea homogénea”, señala Vollert.
Además de esta manera se estimula el desarrollo de raíces desde las etapas iniciales, promoviendo la exploración de mayor volumen de suelo para acceder a otros nutrientes.
Por último, el líder de la marca en el país destacó que “el Día de los Fertilizantes debe llamarnos a todos a tomar conciencia sobre el potencial que todavía tiene la Argentina para seguir creciendo en todos los cultivos. Con más tecnología y más producción, el retorno de la inversión puede ser aún más alto para los productores y para el país. Y lo más importante es que estaremos construyendo una agricultura sostenible en el tiempo”.