
El anuncio del ministro de Economía, Luis Caputo, sobre un nuevo régimen para permitir el uso de dólares no declarados, los popularmente llamados “dólares bajo el colchón” reavivó el debate sobre la informalidad y las oportunidades de financiamiento en el sector agroindustrial. La medida, que permitirá utilizar esos fondos sin penalidades impositivas y sin declarar su origen, busca movilizar una masa de dinero en un contexto de fuerte restricción financiera. Pero en el campo, la recepción es dispar.
Caputo definió la propuesta como “una política de sentido común”, argumentando que "no tiene lógica impedirle a alguien usar sus dólares si no cometió un delito". Según el ministro, el régimen permitiría canalizar parte de los fondos fuera del sistema hacia inversiones productivas o consumo, sin necesidad de pasar por un blanqueo tradicional.
Que impacto tiene las medidas de Caputo en al agro
En un sector donde el acceso al crédito es escaso, los costos en dólares y la presión fiscal elevada, la posibilidad de usar divisas no declaradas podría representar una alternativa para financiar insumos, maquinaria o incluso nuevas inversiones. Sin embargo, especialistas y productores consultados advierten que aún hay más preguntas que certezas.
“El campo históricamente se ha financiado con dólares propios, pero siempre con una lógica muy conservadora: los usa quien tiene espalda, y quien no, se endeuda en pesos”, explica un asesor financiero de la zona núcleo. “Si la medida se reglamenta de forma clara y sin generar temor a futuras persecuciones, puede haber una inyección de capital interesante en plena etapa de compras para la siembra fina”, agrega.
Para muchos productores, el problema no es tener los dólares, sino confiar en que el Estado no cambiará las reglas. “Hoy puedo usarlos para comprar fertilizantes o una camioneta, ¿pero mañana me van a venir a preguntar de dónde salieron?”, se pregunta un contratista rural de Pergamino. “Ya vivimos eso con otros blanqueos. El miedo no es menor”.
Desde las entidades del agro, si bien aún no hubo pronunciamientos oficiales, el clima general es de cautela. “Todo lo que ayude a mover capital es positivo, pero necesitamos reglas claras, y sobre todo, permanentes”, señalan desde una cooperativa de acopio del sur santafesino.
La medida llega en un momento en que el agro busca señales concretas para planificar el mediano plazo. Con precios internacionales en baja, márgenes ajustados y una inflación persistente en dólares, el acceso a financiamiento es un cuello de botella.