Un informe realizado por los ingenieros Juan Fernández de Ullivarri y Eduardo Romero, de la Sección Agronomía de la Caña de Azúcar de la Estación Experimental Obispo Colombres (Eeaoc), subraya la importancia de realizar los controles de calidad durante la cosecha de la caña de azúcar.
Según explican los profesionales, “la cosecha mecánica de caña de azúcar permite una mejor planificación y organización de la zafra, menores costos, una entrega adecuada de caña al ingenio, y una buena calidad de la materia prima por el hecho de procesar caña fresca. Además, constituye una tecnología fundamental para el manejo sustentable de la caña de azúcar al estar asociada a la cosecha de caña en verde, la eliminación de la quema y el aprovechamiento agrícola y energético de los Residuos de Cosecha (RAC)”.
Sin embargo -advierten- “el uso de esta tecnología sin el adecuado control, puede llevar a un aumento en las pérdidas de cosecha y un aumento de la materia extraña (trash) que se lleva al ingenio”.
La adopción de esta tecnología requiere, por lo tanto, una fuerte tarea de capacitación del personal y seguimiento y control de la calidad de cosecha, con el fin de identificar posibles pérdidas y su posterior corrección. Requiere, asimismo, evaluar la cantidad y la composición de la “materia extraña” (trash) que se envía al ingenio, con el objetivo de encontrar un equilibrio de funcionamiento de la cosechadora que minimice las pérdidas sin elevar excesivamente el trash. El control de la cosecha se puede hacer de forma sencilla y tiene como objetivo identificar las principales causas de pérdidas de cosecha (pérdidas por extractor, caña entera, etc.) y, posteriormente -en la medida de lo posible-, regular la cosechadora para minimizar las mismas.
Evaluación de pérdidas
Según detallan los especialistas, una de las formas de evaluar las pérdidas es marcando parcelas de superficie conocida (entre 5 y 10 metros cuadrados) en los surcos recién cosechados. En esas parcelas se separa la maloja de todo el material molible que haya quedado en el campo, y a este se lo clasifica en cinco categorías:
1) Caña entera: es la caña que no ingresa a la cosechadora, en general son tallos con varios entrenudos. 2) Caña troceada: es la que fue procesada por la cosechadora, pero cayó durante el proceso de carga o trasbordo, directamente de la mesa (canasto del elevador) o del elevador (rastra) de la cosechadora. 3) Caña soplada: es la que pasó por el troceador y posteriormente fue soplada por los extractores. Se observa como una caña desmenuzada, deshilachada. 4) Tocones: es la porción de caña molible que queda adherida a la cepa cuando se realiza un corte de base alto. Se considera pérdida por tocón cuando este supera los 4 cm de altura. 5) Porciones de tallo molible adheridos al despunte: el despunte puede llevar adheridos algunos entrenudos con calidad fabril, que se consideran maduros y son parte de la materia prima. Se considera el valor de “13º Brix” como criterio para determinar los entrenudos molibles del despunte (menos de 13º Brix se considera despunte).
Una vez separadas las categorías, se pesa cada una de ellas por separado, lo que va a servir para saber cuál pérdida es la que mayor influencia tiene e intentar regular la máquina para minimizarla.
Para calcular el porcentaje de pérdidas total del lote se pueden utilizar dos fórmulas, que presentamos en el cuadro adjunto que aparece más abajo.
La “producción potencial” es la producción del lote (medido en balanza) a la que se le resta el porcentaje de trash y se le suman las pérdidas obtenidas de la primer fórmula. Dicho de otra forma, es la cantidad total de caña molible producida en el lote expresada en kg por hectárea.
Estimación del trash
Si se quiere obtener una aproximación del trash que se lleva al ingenio, deben tomarse muestras directamente del elevador de la cosechadora, para lo que se puede descargar la caña cosechada en bolsas, en una lona o, incluso, en la caja de una camioneta.
Se deben obtener al menos tres muestras de entre 15 a 25 kg por lote.
Posteriormente, este contenido se traslada a algún lugar donde pueda ser procesado.
Cada muestra se pesa inicialmente para conocer el peso total.
Posteriormente, se procede a separar de éstas el material molible del trash, discriminando los segmentos de tallos maduros (enteros o pequeños trozos) del despunte (tallo inmaduro), las hojas verdes y secas, la tierra y cualquier otro material no molible (malezas, cepas, etc.).
Seguidamente se pesa por separado todo el material molible, del resto de los elementos.
El “trash total” es el porcentaje correspondiente al material no molible sobre el peso total de la muestra.
Valores de referencia
Una vez que llega la cosechadora a un campo, es importante tener en cuenta algunos valores de referencia para poder comparar el trabajo que se está realizando con valores ideales o recomendables.
De esta forma, se puede corregir o intentar mejorar los valores obtenidos en el campo para acercarse a los valores de referencia.
En la Tabla adjunta (abajo a la derecha) se indican los valores o “rangos de referencia” para los parámetros más comúnmente usados.
Control durante la cosecha
Es importante considerar que durante la cosecha las pérdidas de materia prima pueden llegar a valores de 10% al 15% de la caña producida (esto sin considerar las pérdidas invisibles ni las relacionadas al trash). Estos valores de pérdidas pueden ser equivalentes, por ejemplo, a no fertilizar el cañaveral. Es por esto que “el control de la cosecha resulta una herramienta fundamental y de relativamente fácil implementación, para que el productor logre llevar al ingenio la mayor parte de la caña producida y aumentar su rentabilidad”.
“El mantenimiento y la regulación de las maquinarias cumplen un rol decisivo en el desempeño de éstas”, donde la velocidad de avance y la velocidad de los sistemas de limpieza son dos parámetros a los que debe otorgárseles especial atención. “La capacitación del personal resulta un factor decisivo para lograr un mejor desempeño del frente de cosecha”.