Ganadería

Sarna ovina: claves para la detección precoz, el tratamiento y la prevención

La sarna ovina se posiciona como una de las enfermedades parasitarias más dañinas para la producción de lana de la Argentina. Ante este escenario, especialistas del INTA, junto con el Senasa, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y la Comisión Provincial de Sanidad Animal (Coprosa) brindan recomendaciones para su detección precoz, tratamiento oportuno y prevención.

Aunque su aparición es más común en los meses fríos, la sarna ovina —provocada por el ácaro Psoroptes ovis— puede manifestarse en cualquier momento del año. Por eso, especialistas del INTA, Senasa, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP) y la Coprosa insisten en la importancia de realizar observaciones frecuentes y sistemáticas sobre las majadas, como parte de una estrategia integral de control sanitario.

La detección temprana de los primeros signos clínicos —como rascado persistente, inquietud o pérdida de lana— permite identificar a tiempo la presencia de los ácaros y actuar en consecuencia. “Durante la etapa de preservicio, la concentración de animales para tareas como la esquila de cara y la revisación general brinda una oportunidad estratégica para identificar la presencia de Psoroptes ovis y otros ectoparásitos”, explicó Fernando Paolicchi, coordinador del Programa Nacional de Salud Animal del INTA.

Los especialistas indican que el momento más adecuado para aplicar tratamientos —ya sean inyectables o por inmersión— es durante la zafra, cuando se reúne la totalidad de la majada. No obstante, Mercedes Lloberas, especialista en parasitología del INTA, advirtió: “Un solo animal sin tratar puede reiniciar el ciclo de infestación de toda la majada”, por lo que resulta indispensable coordinar las acciones sanitarias entre productores y vecinos de la zona.

Los primeros indicios de infestación suelen ser comportamientos anormales como el rascado excesivo, las patadas, mordidas o el frotamiento contra objetos. “Estos comportamientos derivan del prurito intenso provocado por los ácaros. En inspecciones más detalladas sobre los animales, se observan zonas húmedas del vellón, piel verdosa azulada o vesículas al tacto, producto de la actividad parasitaria”, detalló Rodolfo Herrera, también especialista del INTA.

En casos avanzados, las lesiones pueden incluir pérdida de lana, formación de costras amarillentas y engrosamiento de la piel, con mayor presencia de ácaros en los bordes de las lesiones. En estados severos, la sarna compromete zonas como la fosa infraorbitaria, la región perianal, la vulva (en hembras), el prepucio (en machos) y los espacios interdigitales.

Prevención y manejo de la sarna ovina: un enfoque integral

Para evitar el ingreso de sarna al establecimiento, el protocolo elaborado por el INTA —en conjunto con otras entidades— recomienda mantener en cuarentena, durante al menos tres semanas, a todos los animales que ingresan. Durante este período, deben realizarse controles visuales periódicos y aplicar tratamientos preventivos si fuera necesario.

sarna

Esta medida preventiva debe estar acompañada de un correcto cerramiento perimetral. En este sentido, Paolicchi señaló que se debe “mantener a los animales recién llegados separados de la majada general para monitorear el comportamiento y revisarlos, observar signos de infestación y tratarlos si fuese necesario”, y agregó que “es necesario contar con buenos alambres perimetrales y controlar su mantenimiento”.

Además, se recomienda revisar la majada al menos dos veces por año, aprovechando momentos clave como la esquila, señaladas, vacunaciones o movimientos reproductivos. También deben realizarse inspecciones puntuales cada vez que se detecten signos de inquietud o deterioro del vellón.

Respecto a los tratamientos, el baño por inmersión debe aplicarse después de la esquila, asegurando la limpieza de los bañaderos y la preparación adecuada del producto, sin mezclar distintas formulaciones. El protocolo contempla dos baños: el segundo debe prepararse con una nueva dilución y asegurar al menos un minuto de inmersión completa, incluyendo la cabeza. Al finalizar, los ovinos deben marcarse con pintura apta para lanares. Los baños por aspersión no se recomiendan para el tratamiento de la sarna.

En cuanto a los inyectables, es esencial utilizar instrumental limpio y dosificar correctamente según el peso o categoría de los animales (corderos, borregos, capones, ovejas, carneros). La aplicación debe ser intramuscular, en la cara interna del muslo. Para evitar reinfecciones, cada animal tratado debe ser debidamente marcado y es fundamental evitar que el producto se derrame tras su aplicación.

Tres semanas después del último tratamiento, se deben revisar nuevamente todos los animales. En caso de persistir signos clínicos, se recomienda realizar raspajes para confirmar la presencia del ácaro.

Otro punto clave es la desinfección rigurosa de toda la maquinaria y elementos utilizados durante la esquila. “Es de suma importancia controlar la desinfección de maquinaria y accesorios utilizados para la esquila, tratar adecuadamente todos los ovinos del establecimiento (de lo contrario, los animales que queden infestados sin tratar volverán a infestar a los animales tratados sanos), utilizar productos antiparasitarios aprobados por el Senasa —como antisárnicos ovinos— y aplicar la dosis que corresponda según el peso, siguiendo las instrucciones de la etiqueta”, señalaron desde el INTA.

La sarna ovina puede controlarse si se aplican medidas sanitarias coordinadas, sistemáticas y responsables. “El éxito radica en la observación temprana, el tratamiento adecuado y la prevención continua”, afirmó Herrera.

Finalmente, Paolicchi destacó: “Para el control de esta enfermedad, es fundamental la actuación conjunta de todos los actores sanitarios y del INTA que, a través de sus proyectos regionales y nacionales, contribuye con capacitación a productores y trabajadores rurales para la implementación de estándares éticos y sostenibles en los ambientes de la Patagonia y otras regiones del país”.