La agroexportadora Vicentin detuvo sus plantas de molienda de soja en el sur de Santa Fe por un periodo de seis meses tras la escasez de granos de la oleaginosa producto de la sequía y la demora en la homologación judicial de su propuesta de pago en el marco del concurso de acreedores. Las instalaciones de la empresa con más de 90 años de trayectoria cuentan con 850 empleados.
Las plantas de Ricardone y Puerto Vicentin, cercanas al Gran Rosario, ya están paralizadas, afectando a alrededor de 850 empleados que, según afirmaron desde la empresa, seguirán percibiendo sus salarios durante este período. La situación se agrava debido a la combinación de la falta de materia prima y las dificultades legales en el proceso concursal.
El director independiente de Vicentin, Estanislao Bougain, explicó que esta situación nunca había ocurrido en la historia de la empresa. Por lo general, las operaciones se detenían durante un mes al año para tareas de mantenimiento, pero debido a la sequía de los últimos años, este período se había prolongado a dos meses. Ahora, con la coincidencia de la sequía y la demora en la homologación del concurso, la parada se extenderá a seis meses.
La decisión no solo afecta a la empresa y sus empleados, sino también a toda la cadena de valor. Vicentin es una importante agroexportadora que solía procesar entre 4,5 y 5 millones de toneladas de soja al año, pero la sequía y la caída de la producción argentina de soja han reducido significativamente esta cifra. La falta de granos también ha dificultado la realización de contratos a fasón con otras compañías, lo que ha llevado a la necesidad de detener la actividad.
La incertidumbre en torno a la homologación judicial del concurso de acreedores y la futura dirección de la empresa aumentan las preocupaciones.
La compañía presentó una propuesta de acuerdo que implica la participación de Bunge Argentina, Viterra y la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) en el manejo de la empresa. La decisión del juez Fabián Lorenzini respecto a esta propuesta sigue siendo crucial para el futuro de Vicentin.
La cerealera espera que la homologación pueda proporcionar la estabilidad necesaria para sus acreedores, empleados y todas las partes relacionadas con la empresa. Los contratos vinculantes firmados con los interesados estratégicos establecen que, después de la homologación, se transferirán los costos fijos y variables, lo que podría contribuir a sostener la empresa en momentos difíciles.
El panorama para Vicentin es complejo y rodeado de desafíos legales y económicos. La detención de sus plantas industriales es un reflejo de las dificultades que enfrenta, así como de la importancia de la homologación judicial para su futuro. La historia de esta empresa icónica continúa evolucionando en medio de un contexto incierto.