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Grobocopatel:“Si el Gobierno supiera algo de agro, ya habría quitado las retenciones”

Gustavo Grobocopatel analizó la crisis de Los Grobo, el contexto del agro y cuestionó la falta de conocimiento del Gobierno sobre el sector: “El campo podría producir el doble si el Estado dejara de poner trabas”.

Gustavo Grobocopatel es uno de los fundadores de Los Grobo, empresa agroindustrial con más de cuatro décadas de trayectoria en el país. El profesional se refirió a la situación del sector y al rol del Estado con una crítica directa al Gobierno nacional: “Yo creo que si el Gobierno supiera algo de agro, ya habría sacado las retenciones. Y no solo eso, tendría que tomar un paquete de medidas que faciliten las cosas, porque el campo puede crecer muchísimo más si le sacan el pie de encima”, sostuvo.

El empresario fue claro: “No alcanza con el relato de la libertad. Necesitamos que el Estado facilite las cosas, no que las complique. El campo puede duplicar lo que produce, pero tiene un peso encima que se lo impide”.

Aunque su rol actual en Los Grobo es limitado ya que hoy solo posee el 10% de las acciones junto a su hermana, Grobocopatel no oculta el impacto emocional que le generó la crisis financiera de la compañía, que recientemente solicitó el procedimiento preventivo de crisis: “Me pegó muchísimo. Es como un hijo. Cada rincón tiene un valor simbólico. Todo fue hecho con esfuerzo, con una visión transformadora del interior del país”.

 

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Una crisis que excede a Los Grobo

Según explicó, la situación de Los Grobo no es un hecho aislado, sino parte de un escenario generalizado: “Hay un contexto financiero muy duro. El alto costo del crédito en Argentina asfixia a las empresas. No se trata de especular, sino de sobrevivir. Y muchas veces, los resultados operativos no alcanzan para sostener el endeudamiento”.

La deuda de la compañía se fue acumulando en un contexto donde el negocio agrícola ,basado en gran parte en tierras alquiladas, se vio afectado por varios factores externos como tres años consecutivos de sequía, la caída de los precios internacionales y el impacto de las retenciones. Grobocopatel sostiene que este modelo de producción es muy sensible a cambios del contexto y, cuando esas variables no acompañan, el margen desaparece y la deuda se vuelve inmanejable.

Además, rechazó las versiones que circularon en los últimos meses sobre una supuesta especulación por parte de algunas empresas del agro, que habrían apostado a una devaluación o a un resultado electoral favorable para obtener beneficios financieros. Según Grobocopatel, esa lectura no se corresponde con la realidad de empresas como Los Grobo, que cuentan con socios institucionales (como fondos de inversión) que actúan bajo estrictos criterios de gestión. Eso es falso. Nunca recibimos asesoramiento para hacer ese tipo de jugadas, ni tomamos decisiones basadas en especulaciones políticas o económicas. Las compañías que tienen este tipo de estructura accionaria, como la nuestra, son manejadas de manera profesional”, explicó.

“El Estado debe sacar el pie de encima”

Grobocopatel apuntó al rol del Estado ya que, según él, este debería tomar medidas para revertir la situación. “En las últimas décadas, el Estado fue más un obstáculo que un facilitador. Hay propuestas concretas del sector como eliminación de retenciones, ley de semillas, incentivos a la industrialización… Pero no se implementan”, dijo.

“El Gobierno tiene voluntad, pero parece no saber cómo hacerlo. Y me pregunto si entiende realmente el impacto que podría tener una medida como eliminar las retenciones. El campo no solo necesita que le dejen producir, también necesita que se acompañe ese proceso con políticas inteligentes y consistentes”, remarcó.

En ese sentido, insistió en que la quita de retenciones debe formar parte de una mirada sistémica: “Podría disparar el uso de tecnología, la mejora genética, nuevas inversiones… pero ese flujo de recursos debe ir a donde se necesita. No alcanza con transferir valor, hay que generar desarrollo”.

Productores que siguen confiando

Pese al escenario adverso, Los Grobo mantiene vínculos activos con una red de productores que históricamente trabajaron junto a la empresa. Muchos de ellos tienen contratos comerciales vigentes o mantienen deudas asociadas a insumos, servicios o acuerdos financieros previos. Sin embargo, según Grobocopatel, el vínculo va más allá de lo económico: “Muchos de estos productores, obviamente la mayoría de ellos son amigos a esta altura de la vida, me decían: tengo un problema que es la deuda, pero tengo un problema que puede ser mayor, que es qué hago ahora que no tengo a Los Grobo, que era mi compañero en el camino del crecimiento y del desarrollo que había tenido” , sostuvo. Grobocopatel cree que la crisis también puede abrir la puerta a una transformación necesaria: “Muchas empresas siguen dando respuestas a un mundo que ya no existe. Esta puede ser la oportunidad para revisar el modelo de negocios y adaptarlo a los tiempos que corren”.

Una mirada íntima, entre la empresa y el país

En paralelo a este presente complejo, Grobocopatel acaba de publicar Desde el campo, un libro que escribió junto a la periodista Luciana Vázquez. Allí, a través de una conversación abierta, recorre los 40 años de historia de la empresa, su experiencia personal como empresario agroindustrial, y su mirada sobre el país.

“Cuando uno tiene algo adentro, necesita sacarlo. Como me pasa con la música, sentí que esto tenía que salir. El libro no busca explicar la crisis, porque lo escribimos antes, pero inevitablemente se conecta con todo esto”, explicó.

Participar del debate público

Por último, reflexionó sobre el rol del agro en la agenda nacional: “Siempre creí que los empresarios del campo teníamos que participar del debate público, aunque eso implique exponerse a críticas. No alcanza con producir, dar trabajo y pagar impuestos. También tenemos que explicar, proponer y discutir. Y para eso, hay que formarse”.

Y concluyó: “No es que el agro no tenga voz. Es que los empresarios en general no estamos preparados para hacerla oír. Pero los tiempos que vivimos lo exigen. Ya no alcanza con mirar desde la tranquera para adentro”.

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