El corazón productivo del país –campo y servicios– y los consumidores ya son los primeros perjudicados del aumento de 7,2% en las naftas y de 6% en el gasoil, que desde ayer aplicaron las empresas petroleras. Pero hasta el Banco Central (BCRA) se colocó en una encerrona por la acción u omisión de dejar flotar la semana pasada el tipo de cambio, la variable clave para el ajuste de los combustibles.
Solamente entre el lunes 26 y el viernes 30, el peso se depreció un 2% (de $ 16,55 a $ 16,88) e hizo que el aumento de naftas y gasoil fuera más fuerte de lo previsto –en principio, iba a ser de 5%–. De manera directa, este ajuste sumará un 0,3% a la inflación de julio e incrementa la presión sobre la autoridad monetaria, que aún no logra encarrilar la inflación.
El alza en los precios del gasoil repercutirá sobre el sector agropecuario, dado que es un insumo clave para el transporte y las tareas en torno a la producción. El presidente de la Sociedad Rural (SRA), Luis Etchevehere, calculó que el sector agropecuario consume un tercio del total del gasoil en Argentina y la suba de 6% le costará a unos $ 3600 millones. En abril, este combustible había bajado un 2,6%, lo que representó un ahorro para el sector de $ 894 millones, en plena cosecha gruesa.
Mientras Etchevehere denunció cuánto le va a significar al agro el incremento del combustible, los transportistas de carga miran un poco más lejos en la cadena y aseguraron que el nuevo incremento se refleja desde ayer en los surtidores, mañana lo pagarán "íntegramente" los consumidores en góndola.
"Nos toma de sorpresa este aumento, creíamos que hasta octubre o noviembre no se iba a modificar el precio. El transporte carretero de carga está pasando una situación muy compleja y esto se va a ir directo al precio final de los productos que pagan los consumidores porque nadie en la cadena lo va a poder absorber", explicó a El Cronista Daniel Indart, presidente de la Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas (Fadeeac).
El empresario, que se mostró molesto por el desconocimiento de la medida, apuntó directo al discurso oficial al asegurar que "aunque nos lo pidan, de esta manera es imposible bajar los costos logísticos. Aumentaron de manera desmedida los peajes, ahora el combustible, todo hace que suba la tarifa por kilómetro y que tengamos que aumentar", explicó. Y completó: "Si la intención es contener la inflación y el costo de vida, esto va a en sentido contrario".
Según el índice de costos que mide la entidad, en mayo pasado los empresarios del autotransporte de cargas registraron una suba 0,34% y en el acumulado de los cinco primeros meses el sector acumula una suba de 7 por ciento.
El transporte carretero de carga es el principal consumidor de gasoil del país, "pero viene en franco descenso por la pérdida de carga".
Ya en mayo, con la cotización anterior del litro de gasoil, la entidad había advertido que, pese a la baja del combustible en marzo-abril, y de la aceleración del dólar en mayo, el gasoil, "registra el valor más alto de la región, a excepción de Uruguay, en torno a 1,08 dólares".
En el costo de una operación media y larga distancia, el valor del combustible junto al del salario representan el 72% del valor de la operación, por lo que el aumento pega de lleno en la línea de flotación del negocio.
"Si a esto le sumamos que estamos en medio de la negociación de paritarias, el panorama es muy complejo", señaló el empresario.
Fadeeac discute paritarias con sindicato Camioneros, sindicato que hoy empieza con medidas de fuerza. El gremio que conduce Pablo Moyano está pidiendo una suba de 32% y la Federación ofreció 19,5 por ciento.
Falta trabajo, los clientes no reconocen el ajuste de 2016, hay camiones parados y esto nos deja en una situación muy compleja" se quejó Indart.