Está por comenzar agosto, el último mes del invierno meteorológico y los diferentes centros mundiales que monitorean las condiciones presentes en el Océano Pacífico ecuatorial, continúan indicando que nos hallamos bajo condiciones neutrales del ENSO (El Niño Oscilación del Sur, por sus siglas en inglés). Si bien, los pronósticos que se habían emitido en el otoño indicaban probabilidades altas de que se desarrolle un evento La Niña en el trimestre de invierno y persista durante la primavera y el verano, éstas fueron disminuyendo, y aumentaron las chances de la neutralidad para el invierno.
¿Cuál es la situación actual de La Niña?
Recordemos que La Niña es un fenómeno acoplado entre el océano y la atmósfera. Para que se desarrolle un evento de estas características la temperatura superficial del mar en ciertas zonas predefinidas del Océano Pacífico ecuatorial, deben descender medio grado o más por debajo de los valores promedio para esas cajas monitoreadas. Además se debe observar un aumento en la intensidad de los vientos alisios en la franja ecuatorial. Cuando estas dos condiciones se cumplen y la dinámica atmosférica responde a este patrón de circulación, se puede identificar el impacto que este evento tiene en el comportamiento de las precipitaciones y las temperaturas en diferentes regiones del globo.
En la actualidad se observa una disminución de la temperatura del agua sub superficial en determinadas zonas del Océano Pacífico central y se espera que se extienda hacia la superficie. En las regiones del océano más cercanas al continente americano en dónde se monitorea este forzante, ya se han observado temperaturas superficiales inferiores a las normales. Asimismo, el viento en la franja ecuatorial se ve intensificado.
En lo que respecta a los centros mundiales de pronóstico, el IRI (Instituto Internacional de Investigaciones para el Clima y la Sociedad, por sus siglas en inglés) muestra un 70% de probabilidad de ocurrencia de La Niña en su pronóstico inicializado a comienzos de julio, mientras que, el consolidado a mitad de mes presenta un 40% de chances de desarrollo de este evento y un 55% de probabilidad de que este indicador se mantenga neutral en el período agosto-septiembre-octubre. Sin embargo, a partir del trimestre septiembre-octubre-noviembre, ambos pronósticos le asignan las mayores probabilidades de ocurrencia a las condiciones Niña respecto de la neutralidad, mientras que las chances de desarrollo de un evento El Niño son extremadamente bajas durante la primavera y el verano.
Por su parte, el Centro Climático de Korea del Sur (APEC) le asignó casi un 60% de probabilidad de ocurrencia a un evento La Niña en el trimestre agosto-septiembre-octubre y un 40% de chances de que este forzante se mantenga neutral. Asimismo, se indicó que, en caso de desarrollarse este evento La Niña, existe casi un 30% de que sea de intensidad leve, un 20% de que sea moderado y un 10% de que sea fuerte durante el comienzo del evento. Hacia la primavera y el inicio del verano, este centro mundial mantiene las probabilidades de ocurrencia de La Niña en torno al 60% y de neutralidad cercanas al 40%.
Es necesario aclarar que la severidad indicada en este pronóstico hace referencia a cuánto se espera que descienda el valor de la temperatura superficial del mar en el Océano Pacífico ecuatorial, pero no necesariamente implica un mayor o menor impacto en el comportamiento de las precipitaciones y las temperaturas.
¿Cómo impactaría La Niña en nuestra región?
Si bien no se puede determinar con certeza en qué momento comenzará el evento La Niña, se puede analizar como influye en promedio en el comportamiento de las precipitaciones y las temperaturas en las diferentes regiones de nuestro país.
En los mapas de anomalía de precipitación (cuánto se alejaría el valor observado respecto de la media para cada localidad) se destaca que un evento La Niña está asociado a déficits de lluvias en el noroeste de la Patagonia, en la zona central y norte del país y en la región del Litoral, y este comportamiento se acentúa hacia la primavera y el comienzo del verano. Por otro lado, el establecimiento de una Niña está asociado a temperaturas medias más frías que las normales en la región del noroeste, en el norte de la región central, en todo el Litoral y en el este de provincia de Buenos Aires en el trimestre agosto-septiembre-octubre. En los períodos subsiguientes se observa que las anomalías negativas de temperatura quedan relegadas al extremo norte y noroeste del país mientras que, en la Patagonia y sur de la zona central comienzan a apreciarse desvíos positivos de temperatura media.
Cabe destacar que estos mapas ilustran cómo sería el comportamiento de las precipitaciones y las temperaturas si solamente actuase el forzante de gran escala La Niña. Existen otros forzantes de escala estacional, subestacional y de menor plazo que pueden activarse y reforzar o debilitar la influencia que La Niña ejerce sobre los parámetros meteorológicos. Por tal motivo, se sugiere a los usuarios mantenerse actualizados con todos los pronósticos que son emitidos de manera oficial para poder accionar en la toma de decisiones con la mayor información posible.