China ha iniciado el proceso para exigir el pago del swap, una operación que implica miles de millones de dólares, a raíz de la utilización de aproximadamente 5000 millones de dólares más intereses por parte del gobierno de Alberto Fernández. La posibilidad de un embargo de exportaciones también se encuentra sobre la mesa, aunque la ejecución de este proceso podría llevar meses o incluso años debido a la burocracia china.
El incidente diplomático ha llevado a China a reconsiderar sus compras a Argentina, priorizando a Brasil en las adquisiciones de soja y maíz. Esta decisión se fundamenta en la sólida alianza entre el presidente brasileño Lula y el gobierno chino, contrastando con la postura de Milei, quien anunció la retirada de Argentina del bloque Brics apenas un mes después de asumir el cargo.
Las importaciones de granos brasileños por parte de China ya han superado el 40% del total, afectando directamente las exportaciones argentinas. Además, China está considerando dejar de adquirir carne argentina, optando por la carne australiana y el ganado en pie de Uruguay. Esta medida, de concretarse, sería un golpe devastador para la industria cárnica argentina, que destina la mayoría de sus exportaciones al mercado chino.
El impacto económico de una ruptura en las relaciones con China sería considerable. China representa más del 90% de las exportaciones de soja, el 80% de las exportaciones de carne en agosto del año pasado y alrededor del 60% de mariscos, cebada, sorgo y carne de ave. En 2022, las exportaciones argentinas a China ascendieron a 8.015 millones de dólares, lo que representa el 9% del total del comercio exterior del país.
El ex embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, advierte que romper relaciones con China podría desencadenar una "triple implosión productiva, social y financiera". Además, destaca que provincias como Jujuy, Catamarca, Chaco, Entre Ríos, La Pampa, Santiago del Estero, San Luis y Formosa, donde China explica hasta el 30% de las exportaciones, podrían perder millones de puestos de trabajo.
En conclusión, la tensión diplomática entre Argentina y China, desencadenada por el encuentro con Taiwán, no solo amenaza con un conflicto económico, sino que también pone en riesgo empleos y la estabilidad productiva en diversas provincias argentinas.
