Como parte del plan de conservación genética de la raza bovina Criolla, un equipo de investigadores, docentes y alumnos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (Agrarias-UNLZ) alcanzaron un nuevo logro para preservar el acervo genético de esta raza autóctona de Argentina.
El ternero de La Yoli
El proyecto alcanzó un nuevo logro cuando "La Yoli", una vaquillona preñada mediante inseminación artificial, dio a luz a un ternero de 22 kilos.
“Para mantener la variabilidad genética de la población original, se eligió un toro llamado Mandinga”, señalaron los investigadores de la Facultad.
Este toro fue seleccionado con el objetivo de conservar los genes de la población Criolla, respetando los estándares genéticos que se han venido exhibiendo desde hace dos años en la Exposición de Ganadería, Agricultura e Industria Internacional en La Rural de Palermo.
La elección del toro para la inseminación se realizó tras estudios almacenados en una base de datos de bovinos Criollos que acumuló información durante más de 30 años.
La inseminación fue llevada a cabo por alumnos y profesores en el CET N°1 de General Belgrano, provincia de Buenos Aires. Se realizó utilizando material conservado en el banco de germoplasma del Centro de Inseminación Artificial La Eolia, en Marcos Paz, y cuenta con certificados de marcadores genéticos emitidos por la Sociedad Rural Argentina.
Un aspecto clave del proyecto es que no se siguió la tendencia de realizar el servicio precoz a los 15 meses, a pesar de las ventajas que esto puede ofrecer en otras razas.
Según la ingeniera zootecnista M.Sc. María Victoria Topayan, directora del área de Mejora y Conservación de Recursos Genéticos de la Facultad, “si bien se conocen las ventajas del servicio precoz, hay evidencias en la misma raza que indican que adelantar un año el servicio no siempre garantiza un ternero adicional en la vida productiva del animal”.
Topayan explicó que a los 15 meses las hembras aún están en crecimiento y requieren una nutrición elevada. "Si sumamos una preñez y una lactancia a esta demanda, la carga nutricional se vuelve difícil de cubrir, lo que podría reducir las probabilidades de preñez en los servicios posteriores”, agregó. Por esta razón, se decidió esperar hasta los 24 meses para realizar el servicio, respetando los tiempos naturales de desarrollo de las hembras.
En cuanto a la elección de la inseminación artificial sobre el servicio natural, la investigadora explicó que la principal razón es la escasez de machos puros patagónicos en edad reproductiva. “Contamos con un banco de germoplasma en el Centro de Inseminación Artificial La Eolia, lo que nos permite seleccionar dosis de semen de distintos machos para mantener un número efectivo adecuado de la población”.
Este proyecto de conservación y recuperación genética es único en su tipo. Enrique Genero, secretario de Planeamiento de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ y director del Programa de Recuperación, Conservación y Caracterización de Recursos Zoogenéticos Argentinos, destacó: “Este proyecto comenzó hace 30 años en la universidad, y no creo que haya otra universidad en el mundo con un programa de este tipo”.
Además de preservar el patrimonio ganadero argentino, este proyecto brinda a los alumnos la oportunidad de adquirir experiencia pre profesional. Durante la preparación de los animales para su exhibición en eventos como La Rural, los estudiantes participan en todas las tareas que realizaría un técnico especializado, incluyendo el manejo diario y la nutrición. Este contacto directo con los animales les permite comprender de manera práctica aspectos fundamentales de su cuidado y preparación.