
En los últimos días, el complejo sojero internacional se vio sacudido por un combo de factores que impulsaron los precios en Chicago, especialmente del aceite de soja. Sin embargo, según la analista de mercados Paulina Lescano, las consecuencias para Argentina no son tan directas como podran parecer.
“Lo que ocurrió la semana pasada en Chicago tuvo que ver con una noticia puntual de ellos, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) aumentó el uso obligatorio de biodiésel, y eso hizo que el aceite de soja se volara”, explicó Lescano. Es decir, el gobierno norteamericano decidió que, para los próximos años, una proporción mucho mayor del combustible deberá tener origen en aceites vegetales como el de soja. Eso genera una mayor demanda de aceite, lo que empuja sus precios.
¿Por qué eso impacta también en la soja? Porque al procesarla se obtienen dos productos: harina y aceite. Si sube el precio del aceite, el conjunto se valoriza, pero no necesariamente beneficia a la Argentina. "Para hacer más aceite hay que moler más soja, lo que genera más harina, y eso compite directamente con nuestra harina de soja, que es nuestro principal producto de exportación", explicó Lescano.
En el mercado local, el productor sintió alguna mejora. "En pesos debe haber subido 6.000 o 7.000 pesos, y en el Matba-Rofex unos 10 dólares en 10 días", detalló. Sin embargo, advirtió que "el productor no es que va a percibir tanto más, porque hay una presión de cosecha que hace que no repliquemos los movimientos internacionales".
Además, Lescano señaló que las recientes tensiones internacionales, como los conflictos en Medio Oriente, están impulsando el precio del petróleo, lo que también influye en la suba de los aceites vegetales. "En el caso del complejo soja, hubo un cambio radical que le pone un piso a los precios en Chicago", sostuvo, aunque aclaró que ese "piso" no necesariamente se traduce en mejoras automáticas para el productor local.
Otro punto que remarcó la analista fue que la EPA en EE.UU. decidió que los biocombustibles producidos con materias primas importadas (como aceites usados o canola canadiense) tendrán menos valor que los elaborados con insumos locales. Esto busca fomentar el uso de soja estadounidense, lo que puede limitar a futuro la competitividad de otros países.
A nivel local, el mercado de soja está fuertemente condicionado por la presión estacional de la cosecha (que genera una mayor oferta y tiende a limitar los precios) y por los cambios en los derechos de exportación. Según explicó Paulina Lescano, “en zonas alejadas del puerto, como Santiago del Estero, la soja podría empezar a desaparecer porque no resiste ese nivel de derechos de exportación con estos precios internacionales”. Esto se debe a que esos productores, además de enfrentar menores precios internacionales, deben afrontar mayores costos logísticos y una carga impositiva que recorta sus márgenes, al punto de volver inviable el cultivo.
En este contexto, el maíz gana terreno como alternativa más rentable. “Hace más de un año que el maíz viene siendo más atractivo que la soja. En la próxima campaña se espera un aumento del área sembrada en Argentina y en otros países como Estados Unidos”, señaló Lescano. Factores como mejores precios relativos, menor carga impositiva, y un panorama climático más favorable impulsan esta tendencia, que ya se refleja en las decisiones de siembra y en la planificación de los grandes productores.
Finalmente, Paulina concluyó con una advertencia: "En el agro siempre hay que mirar el todo, no una noticia aislada. Los precios pueden cambiar rápido y lo que hoy parece positivo, mañana puede no serlo".