Agricultura

Riego inteligente en la cuenca del Río Colorado: claves para enfrentar la escasez hídrica

En zonas áridas como la cuenca media del río Colorado, mejorar la eficiencia en el uso del agua es clave para la sostenibilidad de los sistemas agrícolas. Por esto, un equipo de investigación del INTA trabaja en la incorporación de tecnologías y prácticas de manejo que permiten una gestión más precisa del recurso hídrico.

En la cuenca media del río Colorado, donde el agua es un recurso cada vez más escaso y su disponibilidad está fuertemente condicionada por la variabilidad climática, la eficiencia en el manejo del riego se convierte en una herramienta fundamental para sostener la producción agropecuaria.

Frente a este escenario, el uso de tecnologías aplicadas al monitoreo y planificación del riego gana protagonismo. Una de las principales estrategias implementadas es la utilización de sensores remotos, como las imágenes satelitales, que brindan información clave sobre el estado de los cultivos.

Estos sistemas permiten monitorear el estado de los cultivos a través de índices espectrales como NDVI y NDWI, lo que facilita la toma de decisiones agronómicas en tiempo casi real”, explicó Carolina Aumassanne, investigadora del INTA 25 de Mayo, La Pampa. Esta información se complementa con sensores instalados en el terreno, que ayudan a detectar zonas con distintas necesidades de riego.

En el campo, las sondas de humedad colocadas a distintas profundidades del suelo proporcionan datos constantes sobre la disponibilidad de agua. Según Dardo Roy Fontanella, investigador del INTA, “estas herramientas permiten saber con mayor precisión cuándo regar y evitar pérdidas por exceso o por riegos innecesarios, algo clave en suelos con baja capacidad de almacenamiento y alta evaporación”.

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Para mejorar la medición del agua aplicada, se incorporan caudalímetros en los sistemas de riego y limnígrafos en los canales de distribución. Estos dispositivos se complementan con pluviómetros automáticos y estaciones meteorológicas, que suministran datos fundamentales para calcular el balance hídrico y estimar la evapotranspiración de los cultivos. “La integración de estas variables permite ajustar el riego a la demanda real del cultivo, lo que se traduce en un uso más eficiente del recurso”, indicó Aumassanne.

Otro aspecto clave es la optimización de los sistemas de riego presurizado. En esta línea, Fontanella subrayó que “la reducción de la presión en los sistemas de pivote central permite disminuir el consumo energético, reducir las pérdidas por evaporación y aumentar la uniformidad de aplicación”. La elección de los emisores adecuados y la calibración correcta del sistema son prácticas esenciales para alcanzar estos resultados.

El enfoque adoptado en la región combina tecnología con conocimiento técnico adaptado a las condiciones locales. “Estas estrategias no solo mejoran la eficiencia productiva, sino que también permiten una mejor planificación del ciclo agrícola, especialmente en contextos de alta variabilidad climática”, sostuvo Aumassanne.

Más allá del trabajo con los productores, desde la AER INTA 25 de Mayo se desarrollan proyectos de investigación y extensión en articulación con instituciones como el Instituto Nacional del Agua (INA), la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la Universidad Nacional del Comahue y la Universidad Nacional de La Pampa, fortaleciendo los lazos entre ciencia, técnica y territorio.

Contar con información precisa sobre la disponibilidad de agua y las necesidades del cultivo permite tomar decisiones con mayor certeza. Como concluyó Fontanella, “gestionar el riego con información confiable no solo reduce costos, sino que también mejora la sostenibilidad del sistema y permite una mejor adaptación a la variabilidad climática”.

 

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