
Según un reporte de la BCR, el 73% de la región pampeana con 50 a 300 mm más que la media en lo que va del 2025 plantea buenas reservas para el trigo y 2025/26.
En esta línea, dicen que se confirmaron los pronósticos de un invierno con precipitaciones por encima de lo habitual y bien distribuidas, alcanzando el oeste del país y algunas zonas del norte. Estos registros fortalecen las expectativas de un año con alta producción de trigo.

No obstante, afirman, aún queda camino por recorrer, siendo octubre un mes clave para el desarrollo del cultivo. Técnicos y productores mantienen la alerta ante la posibilidad de que se requieran múltiples aplicaciones para controlar enfermedades. Aun así, el trigo entra a octubre con una ventaja significativa y una condición general muy buena, que abarca el 80% del área sembrada, a diferencia del año pasado.
Sobre la siembra de trigo
En este sentido, manifiestan que “la siembra de trigo se mantiene en 6,9 millones de hectáreas, con proyecciones que podrían superar los 20 millones de toneladas. Buenos Aires y La Pampa, que un mes atrás tenían superficies pendientes, completaron la implantación. En Buenos Aires se confirman los ajustes de área previstos, con 100.000 hectáreas menos, concentradas en el noreste y sudeste provincial.” En el sudeste, las lluvias excesivas de mediados de julio y el ajuste de márgenes favorecieron la cebada y el girasol frente al trigo, aunque el área sembrada sigue siendo equivalente a la de la campaña récord 2021/22.
Por otra parte relatan que en el norte del país, la falta de agua había retrasado las siembras y afectado el estado de los cultivos. En Santiago del Estero, por ejemplo, se cerró la siembra por déficit hídrico, perdiéndose unas 40.000 hectáreas. Actualmente, se esperan nuevas lluvias que mejoren los cuadros existentes y permitan avanzar con la siembra de girasol, cuyo rendimiento promedio en campañas tardías anteriores fue muy positivo. La ventana de siembra se amplió hasta el 15 de octubre, ofreciendo más margen para recargar los perfiles de humedad y aumentar hectáreas sembradas.

En Chaco, se mantiene un recorte de 60.000 hectáreas, pero los trigos muestran una condición muy buena y uniformidad en los lotes gracias a las lluvias de julio. Algunas tormentas alcanzaron hasta 120 mm en zonas del oeste, como en Gancedo, aunque los perfiles de suelo comienzan a demandar agua ante la evapotranspiración y la espigazón de los primeros cuadros.
Si el clima se mantiene dentro de lo normal y se alcanzan rendimientos promedio, las 6,9 millones de hectáreas sembradas podrían traducirse en una producción de 20 millones de toneladas.