Las intensas lluvias ocurridas en gran parte del país durante esta semana y los renovados pronósticos de importantes acumulados para los próximos días evocan el angustiante abril de 2016, cuando las precipitaciones malograron el avance de la cosecha y repercutieron en la calidad del grano levantado. Caminos intransitables, falta de piso para avanzar con las cosechadoras y el exacerbado riesgo de enfermedades y hasta pérdida de granos asustó a propios y extraños y la oleaginosa rebotó en los mercados del mundo.
La primera sucesión de mapas muestra la clasificación de humedad del suelo durante las últimas tres semanas, evidenciando el cambio radical de escenario que hemos vivido de un mes al siguiente.
Debe notarse además, que mientras lo más álgido de las lluvias de comienzos de octubre el año pasado fueron acumulados de 200 mm en Rafaela, Santa Fé, hoy el epicentro se ubica más al suroeste aunque con renovada severidad: en Santa Rosa, La Pampa, cayeron 400 mm en menos de una semana.
No debe subestimarse el pronóstico de lluvias para el fin de semana, que podrían dejar un acumulado de hasta 100 mm en la región. Con el nivel de napas alto y hasta muchos lotes ya encharcados, cuando no inundados, quien no logró cosechar hasta hoy deberá esperar prácticamente una semana antes de poder retomar los trabajos de trilla. Ello exacerba el riesgo de mayores retrasos, resignando así potencial de rindes y potenciando las enfermedades de fin de ciclo, lo cual amenaza la calidad y cantidad del grano a recolectar.
Así las cosas, el productor hoy está al acecho de cualquier ventana temporal que permita levantar el grano, incluso si las condiciones no son todo lo óptimas que desearía. Apenas un pulso seco admite encontrar piso para trillar, se trata de hacerlo tan pronto se pueda lo cual foguea la demanda de servicios de cosecha dejando en posición más vulnerable al productor menos capitalizado. En la zona núcleo específicamente, el avance de la cosecha alcanzó así un 30% en la semana, aún lejos del 50% o más que era usual por estas latitudes.
En el mercado en tanto, la ansiedad se trasladó a los precios y para el día miércoles la Pizarra rosarina había trepado un casi $ 200/t respecto del viernes hasta los $ 3.630/t; aunque en la plataforma de SIO Granos se registraron operaciones por un máximo de hasta $ 3.700/t para entrega contractual.
Sin embargo, la suba local del complejo oleaginosa superó la registrada en el mercado internacional. Este letargo de las primas FOB exprimió los márgenes tanto de la exportación como de la industria procesadora de soja, y para el día jueves las ofertas de compra en el recinto de operaciones mostraron una notable corrección, en medio de contexto atípico de negociación que daba la huelga de sindicatos afines a la actividad.
El gráfico que se muestra a continuación grafica la capacidad de pago del sector exportador y del sector industrial según lo indica el FAS Teórico que elabora diariamente esta Dirección de Investigaciones Económicas junto con el valor FAS de mercado tal como surge de la referencia del contrato más cercano que se negocia en MATba. Puede verse allí que en el contexto de una baja generalizada de precios, la capacidad teórica de pago de la exportación se ha visto más negativamente afectada que la de la industria, pese a que el repunte de los valores negociados en el mercado doméstico argentino empujó a ambas a terreno negativo.
En Chicago, el panorama doméstico argentino no fue suficiente para sostener los precios a corto plazo, y el contrato más cercano se encamina a su quinta caída semanal continua que mantiene los valores cerca de sus valores mínimos en un año. Las previsiones de una siembra récord para Estados Unidos son suficientes para calmar los temores de cualquier falla en la oferta, presionando las cotizaciones.
Así, fuera del incierto panorama climático, aún son muchos los factores que presionan sobre el mercado, por lo que estos rebotes transitorios sirven más a los fines de cubrirse y asegurar un retorno que de señalar un cambio de tendencia. No sólo los ajustados márgenes de la demanda dan poco espacio para sustanciales mejoras, el tipo de cambio atrasado, el aumento del área sembrada con soja en Estados Unidos y su política monetaria más restrictiva aún se conjugan en una tormenta perfecta para el mercado, casi tan dañina como la que afecta la tierra.
El maíz, en mejores condiciones de sortear el mal tiempo, se beneficia de un repunte de la actividad de exportación
El avance de la cosecha de maíz de primera en la zona núcleo alcanza el 70% (muy por encima del 30% de la soja), y la morfología de la planta permite soportar mejor los períodos de inestabilidad climática, por lo que el productor se ha volcado estos días a completar la trilla de la oleaginosa dejando en suspenso la del cereal de verano.
En tanto, la debilidad de las exportaciones argentinas de maíz en el primer bimestre del año parece comenzar a dejarse atrás, destacándose un notable aumento de los compromisos de ventas al exterior en las últimas semanas. Según SENASA, entre enero y febrero de 2017 se enviaron al exterior apenas 0,9 millones de toneladas, menos de la tercera parte de lo que salió en el mismo bimestre del año anterior. Sin embargo, con esos números se cierra la campaña 2015/16 con exportaciones totales de maíz argentino por 20,7 millones de toneladas, un récord histórico para nuestro país y un 15% por encima de promedio de las últimas tres campañas.
En tanto, siguiendo las declaraciones juradas de ventas al exterior, desde el 20 de marzo (semana calendario 12) a la fecha se comprometieron embarques para la campaña maicera 2016/17 por 3,1 millones de toneladas. Recordemos que el total de DJVE presentadas desde comienzos de octubre del 2016 hasta fines de marzo de 2017, que sumaron 3,9 millones de toneladas, tal como muestra el gráfico adjunto. Además, en la semana el Ministro de Agricultura mejicano sugirió la posibilidad de establecer un convenio bilateral que derogue las tarifas arancelarias para los despachos de maíz argentinos a este país. Méjico es uno de los principales consumidores de este grano del mundo.
Lo anterior facilitó que los precios del maíz se mantengan prácticamente invariables en el mercado local las últimas semanas, en torno a los US$ 150/t, pese a encontrarnos en plena época de cosecha de las variedades de primera, oferta que baja hasta los US$ 140/t para el grano tardío o de segunda a entregarse en julio.
En Chicago, el futuro más cercano de maíz cotiza en torno a los US$ 141/t y pese a cerrar la semana con una leve caída, aún se sostiene relativamente mejor que la soja. Mientras el cereal perdió apenas un 1% desde mediados de marzo a la fecha, la oleaginosa ya resignó el 6% de su valor en el ínterin. El próximo martes, con la actualización de las previsiones del USDA para el balance de oferta y demanda de granos en Estados Unidos y a nivel mundial, veremos si estos cambios son suficientes para limitar el traspaso a soja por el que aparentemente optó el farmer americano.