Que la suba del tipo de cambio beneficia a la producción es una de las primeras afirmaciones que se escuchan ante cada devaluación y, erróneamente, se suele asegurar que la situación beneficia en particular a las economías regionales. La falsa creencia es instalada muchas veces desde el centro del país, donde emiten pronósticos para la generalidad de las actividades desde la particularidad de análisis enfocados en casos específicos.
En Salta, la mayoría de las economías regionales atraviesa una muy delicada situación, que empeoró con la última devaluación al punto de que, actividades que se venían desarrollando con cierta tranquilidad enfrentan un panorama complicado en el corto plazo.
La realidad se complica más a partir del restablecimiento de retenciones a todas las actividades. Desde el sector afirman que los métodos de cálculo para aplicarlas están viciados de errores que llevan a que los descuentos sean mayores a lo establecido por la propia norma.
Algunas de las más importantes producciones agropecuarias salteñas enfrentan serias dificultades. Ninguno de los referentes de distintas actividades consultados por El Tribuno se aventura a afirmar que la devaluación los beneficia. Por el contrario, exponen que esperan que la actual campaña termine con muy bajos e incluso nulos márgenes de ganancia.
Quienes se dedican a ganaderías de leche y carne, tabaco y especialidades como chía, cártamo, sésamo y garbanzo atraviesan momentos complejos, que son el reflejo de que un dólar alto no necesariamente beneficia a las economías regionales, aún cuando la producción local fuera exportada. El productor compra insumos y se endeuda en dólares pero al momento de entregar el fruto de trabajo cobra en pesos.
Martín Gana, referente del CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola) Valles Templados, afirmó que la situación de la lechería en Salta es de las peores que le ha tocado ver.
"Hacía muchos años que no escuchaba que un tambero tenga ganas de cerrar su tambo acá en Salta y ahora lo escucho", reveló en diálogo con El Tribuno.
Gana detalló: "La actividad venía razonablemente bien, sin que le sobre nada, hasta que se dieron varias circunstancias que entorpecieron la situación. La campaña anterior (2016/1017), y sobre todo en el verano del 17, fue un año seco, por lo tanto, las vacas responden muy bien y la producción de leche fue muy buena, con lo cual veníamos con niveles altos de producción porque la vaca no sufrió tanto".
"Sin embargo -aclaró- no fue un buen año para hacernos de reservas, como silaje y maíz".
Indicó: "Fue complicada la campaña 2017/2018, en la que veníamos más o menos bien, pero en diciembre del año pasado todo se complicó a partir de la primera devaluación: se encareció el expeller de soja y todo lo demás; no obstante el productor todavía conseguía mantenerse".
"Pero la situación se iba agravando por la falta de reservas y porque los suplementos estaban muy caros", agregó Gana. Explicó que para las vacas lo importante es pasar bien el verano, sin sufrir por las lluvias y el barro.
Para el referente de CREA hubo dos complicaciones fundamentales. "El clima no ayudó, con dos meses extra de lluvias (abril y mayo) y estrés para las vacas, que bajaron mucho la producción porque no tenían confort. Se sumó la falta de comida y los granos caros, primer gran cimbronazo para muchos productores", afirmó.
Aseguró además que "con el segundo golpe la situación se hizo insalvable", principalmente por "la relación insumo - producto". Recordó: "Históricamente el precio de la leche en el norte era más alto que en el centro y sur del país. Estábamos en alrededor de 35 centavos de dólar, pero con la última devaluación, quedó en 17 o 18 centavos de dólar el precio de la leche, con el 70% del costo de la producción en dólares. Hay tambos con tres o cuatro meses de perder plata en serio”.
“La realidad es que financieramente están muy mal casi todos los tambos”, indicó Gana.
Explicó que cuando se revisa la relación histórica insumo / producto surge que, con un litro de leche, el productor compraba en promedio 1,3 expeller de soja y ahora no compra ni 0,6.
“Este es un dato fundamental porque la alimentación representa el 50% del costo y repercute de forma directa en la producción”, remarcó.
“Una ración de una vaca en producción costaba 37 pesos en promedio en octubre del año pasado y hoy, esa misma ración, sale casi 65 pesos”, se quejó.
Finalmente, evaluó que “la escapada del dólar solo sirve para que las grandes empresas del centro del país saquen su producción y no haya un sobreestoqueo, lo que nos permite colocar los productos en el mercado local”. Concluyó definiendo que “el panorama es complicadísimo”.
La carne, peor
La ganadería con destino a carne también perdió mucho valor en dólares. El dirigente, productor y asesor agropecuario Carlos Segón dijo: “(Esta situación se explica porque) pasamos de un valor que oscilaba en 1,80 o 2 dólares el kilo, a hoy que tenés un kilo de 1,10 o 1,20 dólar. O, si lo medimos en vientres, un vientre que normalmente valía 1.000 dólares, hoy tiene un valor que ronda los 600 dólares”.
“Esto ocurre porque el dólar subió mucho y el precio de la hacienda se quedó planchado y, por otro lado, subieron los costos en gasoil, personal, herbicidas y fertilizantes que se utilizan para las pasturas, todo está en valor dólar. Y el 90 por ciento del mercado de la hacienda es de consumo interno, que se vende en pesos y además hay una retracción en las ventas en mostrador por la caída del salario real de la gente”, indicó Segón.
Resaltó: “Esto está incentivando la exportación, que se calcula que vamos a llegar a las 400 o 500 mil toneladas a nivel país, lo que marca un aumento del 70%”. No obstante, remarcó que “para que haga tracción en el mercado interno lleva mucho tiempo, porque los contratos de carne no son como los de soja, que sube hoy y mañana ya se vende. Como la carne no es un commoditie, hacer un contrato de exportación lleva por lo menos cinco o seis meses”.
“En síntesis, hoy la situación es mala porque el valor de la hacienda ha caído mucho en comparación con el nivel del dólar”, resumió.
Costos en dólares
El productor ganadero indicó que uno de los insumos importantes de la ganadería es el maíz y los subproductos de la soja, que también están en dólares. “Un maíz que el año pasado valía 1.700 pesos, hoy vale 5.000 pesos la tonelada. El año pasado el valor del novillo gordo era 38 pesos y hoy vale 44 o 45 pesos. Mientras el maíz le subió al productor casi 300 por ciento, el valor del kilo de novillo debe haber aumentado no más del 40 por ciento”.
Finalmente, Carlos Segón puso el foco en las retenciones al afirmar que esta realidad tiene el agravante “de que ahora rigen las retenciones para las exportaciones, que son de 3 pesos por cada dólar que se exporta, o sea un 7 u 8 por ciento”.
“Una alternativa que ayudaría a subir el precio de la hacienda es que se pueda exportar libremente el cuero crudo, pero existe una cartelización que lo impide; y este es un tema que el presidente Mauricio Macri viene prometiendo solucionar desde marzo”, cerró el productor.