El cultivo de girasol, de gran relevancia en la dieta mundial especialmente a partir del aceite que de él se extrae, continuaría sumando superficie en la nueva campaña 2018/19. Según el USDA (Departamento de Agricultura de EEUU), las siembras alcanzarían un récord de 26,2 millones de hectáreas a nivel mundial, dando lugar al mayor volumen de producción de la historia de la humanidad con 49,7 millones de toneladas (ello es, un 5% más que el ciclo anterior). El consumo mundial, por su parte, también rompería toda marca anterior al absorber 49,3 millones de toneladas, un 3% por encima de lo demandado la campaña previa. La producción y el consumo global de aceite de soja, por su parte, también están llamados a registrar nuevos récords al totalizar 19,1 y 17,6 millones de toneladas, respectivamente.
En Argentina, en tanto, luego que el área sembrada hubiese aumentado a su mayor valor en 8 años en la campaña 2016/17, en el actual ciclo 2017/18 perdió algo más de 160.000 hectáreas hasta 1,7 millones. Para la próxima campaña, en tanto, las perspectivas actuales apuntan a una suba moderada para cubrir un total de 1,75 millones de hectáreas. Con ello, y asumiendo rindes tendenciales, la producción podría subir de los actuales 3,5 a 3,8 millones de toneladas en el nuevo ciclo. Sin embargo, se estima que el incremento de la oferta superará el aumento de la demanda, ya que el procesamiento se mantiene relativamente estable facilitando así una recuperación del stock final.
A medida que avanzan las sembradoras en nuestro país, cabe detenerse a considerar dónde está parado y hacia dónde se dirige el mercado local e internacional de girasol.
Contexto internacional
Para la actual campaña 2017/18, considerando el año comercial que va de comprendida entre julio ’17 y agosto ‘18, la alemana Oil World estima que la producción mundial de girasol alcanzó los 49,7 millones de toneladas, 2,5 MT por debajo del volumen registrado en la campaña anterior aunque aún la segunda más alta en la historia. La caída del producto global se explica por los menores resultados obtenidos en Rusia, Ucrania y otros países de la región del Mar Negro, que no pudieron ser compensados por el aumento productivo del resto del mundo. Entre las regiones que sí vieron crecer su zafra se distingue la Unión Europea que alcanzó niveles sin precedentes, registrando marcas récord en Hungría y Rumania y una producción superior a la esperada en España.
Respecto del procesamiento de girasol, Rusia y Ucrania no sólo lideran el ranking de los principales países productores de girasol, sino también el de los que mayor volumen de la semilla oleaginosa procesan. Argentina, por su parte, es el cuarto mayor procesador mundial detrás de estos últimos y la Unión Europea. A nivel global, Oil World estima que tanto el uso para procesamiento como otras fuentes de consumo subiría en alrededor de 300.000 toneladas en el actual ciclo 2017/18, superando de este modo el incremento previsto de la oferta. Con ello, el nivel mundial de inventarios se ajustaría al cierre del presente ciclo en alrededor de 200.000 toneladas, hasta los 3,55 millones.
En lo que respecta a la nueva campaña 2018/19, la mayoría de las agencias públicas y privadas de research coinciden en que el mundo quebrará nuevamente la marca histórica de producción. Como ha sido mencionado, el USDA ubica la zafra global en 49,8 millones de toneladas en tanto que Oil World proyecta 51,5 millones. De momento, el Hemisferio Norte es el que da el puntapié inicial a la campaña de girasol 2018/19 con una cosecha que avanza a un ritmo más rápido que el año anterior, producto de las óptimas condiciones climáticas en julio y agosto durante la etapa de llenado de los cultivos.
El rápido ritmo de trilla hace prever un adelanto del comienzo de las actividades de crushing en los principales países productores del norte. Según Oil World, el procesamiento mundial de la oleaginosa sumará casi 1,5 Mt hasta los 46,4 Mt, superando nuevamente el incremento previsto en la oferta. Los principales aumentos se darían en los países de la Comunidad de Estados Independientes de la región del Mar Negro, la Unión Europea y Argentina. De este modo, el stock final volvería a caer por debajo de los 3,5 Mt, el volumen más bajo de los últimos tres años. De cualquier modo, la recuperación prevista en el nivel de inventarios de otros oleaginosos claves (principalmente poroto de soja) limita el potencial alcista para los precios del girasol.
Argentina
En la campaña 2003/04, Argentina perdió su segundo lugar en el ranking mundial de productores de girasol por detrás de la Unión Europea para caer al 4to puesto, al ser superada por Rusia y Ucrania. Sin embargo, el principal revés para el cultivo se da a partir de la campaña 2007/08 cuando las condiciones comerciales inclinan fuertemente la balanza en favor de la soja, desplazando al girasol hacia las áreas más marginales donde esta última no reúne las condiciones necesarias para su siembra.
La caída en la superficie destinada a girasol se mantuvo prácticamente hasta el 2013/14, cuando se quiebra la tendencia decreciente y vuelve a recuperar espacio en los planteos productivos, aunque muy lejos aún de repetir el hectareaje de hace 10 años atrás. En la actual campaña 2017/18, sin embargo, las siembras de girasol en Argentina mostraron un revés al caer un 9% respecto al año anterior, cubriendo un total de 1,7 millones de hectáreas.
Resulta destacable, sin embargo, que a pesar de la mencionada caída en el área sembrada el cultivo mostró una gran capacidad de resiliencia frente a la peor sequía de los últimos 50 años, logrando un rendimiento promedio en línea con las mejores marcas del pasado, en 21,1 quintales por hectáreas. Ello permitió que la producción se mantenga invariable en 3,5 millones de toneladas.
Del lado de la demanda, se espera que el volumen de procesamiento, en el mejor de los casos, repita el volumen del año pasado. Sucede que entre enero y septiembre inclusive la Secretaría de Agroindustria informa oficialmente que se han procesado 2,6 millones de toneladas, cuando en los primeros 9 meses del año pasado ya se habían industrializado un total de 2,76 millones de toneladas. De este modo, cerrar a diciembre con un volumen de crushing de 3,2 Mt requerirá procesar en el último trimestre alrededor de 600.000 toneladas, marca que se ha logrado alguna vez en el pasado pero que no se repite desde hace seis años. Sin embargo, la caída que se descuenta en el procesamiento de soja podría dar lugar a una recuperación de esta fuente de absorción, por lo que de momento se mantiene la esperanza.
En relación a las exportaciones como semilla, éstas apenas representan un 2% de la demanda total del grano en nuestro país, previéndose embarques por algo más de 56.000 toneladas, en tanto que otros usos domésticos consumirían otras 86.000 toneladas (incluyendo el consumo de girasol confitero). Así las cosas, el stock final podría comenzar a recuperarse después de un lustro muy ajustado, aunque aún por debajo de la marca de 1 millón de toneladas.
La producción de aceite y harina de girasol, bajo los supuestos presentados, podría rondar 1,35 millones de toneladas respectivamente. En el caso de los subproductos la participación de la exportación es más alta: alrededor del 56% del aceite y el 63% de la harina de girasol tiene como destino el mercado externo. En Argentina el consumo humano de aceite de girasol es alto en relación a otros países, explicando que su consumo aparente sea más alto en términos relativos.
A nivel mundial, el aceite de girasol se encuentra entre los 5 aceites más consumidos. Este ránking está liderado por el aceite de palma que captura el 34% del mercado, y lo siguen en orden de importancia el aceite de soja, de colza y de girasol. Si bien el aceite de palma tiene un precio accesible y además ofrece variadas posibilidades de utilización (en cocina, cosméticos, farmacología, industria, productos de limpieza, etc.), no se lo considera saludable proyectándose para el largo plazo un mayor peso relativo del óleo obtenido a partir del girasol.
En relación a las perspectivas para el nuevo ciclo, las probadas muestras que dio el cultivo de estabilidad frente a condiciones adversas y márgenes favorables han apuntalado una recuperación del área sembrada a 1,75 millones de hectáreas, 50.000 más que el año anterior, gracias especialmente a su predilección en el oeste de la región núcleo (norte de La Pampa y oeste de la provincia de Buenos Aires). Si bien a la fecha recién se lleva sembrado alrededor de la mitad del área de intención y es muy temprano para ajustar las proyecciones, tomando como base de cálculo el rinde tendencial, la producción argentina 2018/19 podría alcanzar los 3,8 millones de toneladas, el volumen en una década.
En línea con la previsión de una oferta más holgada y en un contexto de precios debilitados a nivel mundial, las compras por adelantado de girasol 2018/19 se mantienen por detrás de lo que se llevaba comercializado a esta altura de los dos últimos años. Entre la industria y la exportación llevan asegurados unas 186.000 toneladas, un 36% por debajo del año anterior y un 26% por debajo de lo adquirido de girasol nuevo a octubre de 2016.
En relación a los precios, si bien el complejo girasol venía mostrando un extraordinario pulso alcista hasta comienzos de septiembre, desde entonces y de la mano de la volatilidad cambiaria la tendencia se ha revertido. En la última semana, sin embargo, los valores del girasol se recuperaron y el precio de referencia de la Cámara Arbitral de Cereales de Rosario alcanzó el jueves los $9.200, que representan una variación de 4,5% respecto de la semana anterior. En dólares, el aumento semanal fue del 5%, cerrando el jueves a US$ 260,6.
Cuando apenas empieza a vislumbrarse la nueva campaña 2018/19 de girasol, si bien el escenario de precios a la fecha no apunta necesariamente a subas extraordinarias, sí queda claro que el cultivo continúa recuperando protagonismo en los planteos agrícolas de nuestro país, de la mano de la excelente performance que ha demostrado frente a escenarios climáticos adversos y márgenes de producción que aún se mantienen atractivos.