Hay un sector de la clase media que en 2015 votó a Macri o a Cambiemos, y que en las últimas elecciones primarias de este año dejaron de acompañarlo, por muchas cuestiones, pero principalmente con la economía como una de las principales fallas del oficialismo.
Ahora, y después de un resultado de amplia diferencia a favor de la fórmula Fernández, el Gobierno sale a la calle con un paquete de medidas que costará al fisco unos 84 mil millones de pesos. Pero la pregunta que surge es: ¿podría darse vuelta la elección?
Sobre eso dialogó con Palabra de Campo el analista político y columnista Sebastián Dumont, que explica que pareciera difícil, a esta altura, poder torcer el rumbo de un malestar generado por situaciones que se fueron degradando durante 3 años y medio.
“Parece difícil que la quita del IVA a algunos productos y una mínima mejora en la percepción del salario pueda cambiar definitivamente el humor de un sector como la clase media, que ha sido muy castigado”, explica.
Es que según el especialista, hay un informe que detalla el destino exacto de las nuevas medidas que tomó el Gobierno, sobre todo teniendo en cuenta los anuncios para el Plan Progresar, la AUH y la modificación en ganancias para trabajadores en relación de dependencia. “Esos casi 84 mil millones van, en su mayoría, no a los sectores más vulnerables sino a la clase media baja, media y alta”, sostiene.
“El destino de ese dinero es un sector de la población que había acompañado a Macri y que, efectivamente, en parte ha dejado de hacerlo por el ajuste en sus bolsillos”, explica Dumont.
Es que hay un dato que habla del deterioro de la economía y es incontrastable, y además tira por tierra aquella teoría de que en Argentina, si no gana Macri, puede encaminarse a ser Venezuela: en 2015, cuando asumió Macri, el salario mínimo en dólares era el más alto de un ranking de diez países de Sudamérica -valía más de 500 dólares-. En el décimo lugar estaba Venezuela.
Hoy, Argentina descendió del primero al noveno puesto y sólo la supera el país gobernado por Maduro. Es decir, el único país que tiene todavía un salario mínimo en dólares más bajo que Argentina, es Venezuela. Por eso, sigue la duda acerca de si tres o cuatro medidas podrán resolver una caída tan abrupta del poder adquisitivo de la sociedad.