Las escasas precipitaciones registradas en el noreste argentino y en las nacientes de los grandes ríos derivaron en un fenómeno pocas veces observado, como la bajante récord del río Paraná. Más allá de esta situación extraordinaria, la persistencia de la falta de lluvias, que se sostiene desde julio del año pasado, afecta a las principales actividades productivas de la región.
Un equipo de especialistas del INTA –integrado por investigadores de Corrientes y Mercedes– analiza el escenario para los próximos meses y brinda recomendaciones para planificar las actividades ganaderas.
“Según el informe oficial del Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad, de la Universidad de Columbia –Estados Unidos– (IRI, por sus siglas en inglés), se estiman ‘niveles normales’ por lo que, en los próximos tres meses, se prevé una ocurrencia de lluvias dentro de los promedios históricos”, indicó Carolina Fernández López, especialista en agroclimatología del grupo Recursos Naturales del INTA Corrientes.
Si bien se anticipa la normalización de las lluvias para los meses de invierno, no serían suficientes. De acuerdo con Ditmar Kurtz, jefe del grupo Recursos Naturales del INTA Corrientes, “aliviarán los caudales mínimos de ríos y arroyos, pero persistirán las aguas bajas en lagunas, tajamares y aguadas que se destinan a la ganadería”.
Kurtz planteó la preocupación frente a la llegada del invierno, periodo en el que, sumado a las bajas temperaturas, habitualmente se reducen las precipitaciones. En este sentido, Diego Bendersky –especialista en Producción Animal del INTA Mercedes– expresó que “las bajas precipitaciones de otoño afectaron el crecimiento del forraje, situación que generará un impacto negativo sobre su disponibilidad al inicio del invierno”. Y aclaró: “La disponibilidad –cantidad y calidad del forraje– en mayo tiene un efecto muy importante sobre la respuesta de animales en pastoreo en el período crítico del invierno”.
Durante el invierno es habitual que se produzca un desbalance nutricional en los rodeos, asociado al déficit de proteína bruta que limita el consumo de forraje. Esta situación provoca una pérdida importante de la condición corporal de los animales y compromete la eficiencia reproductiva de los rodeos de cría.
Ensayos realizados en la Estación Experimental Agropecuaria del INTA en Mercedes determinaron que las vacas deben alcanzar, al comenzar el servicio en primavera, una condición corporal de entre 3 y 4 puntos para obtener un óptimo porcentaje de preñez. “Es importante que la vaca alcance una condición preparto igual o superior a 5, ya que, en el intervalo entre el preparto y el comienzo del servicio, se produce una pérdida de condición corporal de alrededor de 1.5 puntos”, explicó Bendersky.
Para minimizar la caída de la condición corporal de los rodeos durante el invierno, el especialista recomendó ordenar los rodeos y ajustar la cantidad de cabezas por hectárea. “Para ordenar el rodeo es necesario dividirlo en categorías: vacas adultas preñadas cabeza, cuerpo y cola; vacas vacías; vacas primer servicio preñada; vaquilla de recría; toros y novillitos”, detalló y agregó: “Esta práctica es importante porque cada categoría tiene requerimientos diferentes”.
En cuanto al ajuste de la carga animal, Bendersky especificó que se debe tener en cuenta el tipo de campo y priorizar las vacas preñadas. “La categoría de recría de hembras de reposición se puede suplementar en menor superficie o incluso en corral. Y, si es necesario bajar la carga global, se deben vender recría de machos y vacas invernada. Todas estas medidas apuntan a mantener la producción de terneros del sistema”, señaló.
Asimismo, Bendersky aprovechó para recomendar prácticas que deberían priorizarse en esta época del año. “En este momento, se puede aprovechar para destetar terneros con más de 70 kilos que aún estén al pie de la vaca y, en caso de retenerlos para recría, se deberá planificar una suplementación energético-proteica que permita transitar el invierno con moderadas ganancias de peso, en una superficie reducida”, indicó.