Las cuentas corrientes son una metodología muy utilizada en el agro argentino. En la
mayoría de los casos el mismo proveedor de insumos es la misma persona al que el
productor le termina vendiendo el cereal utilizando la metodología “canje”. Esta es una muy buena forma de financiarse, pero hay que estar atentos, sobre todo a la suma de ingresos y egresos que impactan en la cuenta corriente, indica Ezequiel Cruz- licenciado en Administración de Empresas Agropecuarias y consultor de Grupo Cencerro- en su columna semanal en Agrolink Radio.
Analizar la cuenta corriente ayuda a controlar que todo lo pactado (precios, tiempo,
cantidades, tipo de cambio, etc) sea lo que finalmente terminó ocurriendo. Con cuentas corrientes analizadas, el productor está listo para identificar los verdaderos
costos e ingresos de la campaña.
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¿Cómo armar un análisis de cuentas?
El primer paso es registrar todos los pactos que se hizo con el proveedor/cliente. Esta será la base del cotejo posterior. El segundo paso es conseguir la lista sábana de movimientos que el proveedor/cliente tiene registrada. Recordemos que la mayoría utiliza portales web al que cada productor puede acceder con un usuario y contraseña.
Finalmente, hay que cruzar la información para verificar si todo está correctamente registrado (ej: coincidencia de precios pactados con precios facturados.
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Una vez que están todos los pasos definidos, se debe registrar cada vez que el productor hace un pedido de insumos o entrega cereal. También se debe llevar un control mensual de la cuenta corriente por parte de la persona que se encargue de la administración internamente.