Cada año, entre la primavera y la llegada del verano, el «llanto» o «goteo» de las tipas se repite. Se trata de un fenómeno que se observa a simple vista y siente en el cuerpo, pero no todos saben las causas del mismo.
Detrás de este fenómeno que llega a mojar porciones de veredas, vehículos estacionados o hacer sentir a los peatones que caminan bajo una leve lluvia de verano, hay un actor casi invisible detrás. Se trata de nada más y nada menos que de un insecto que se llama chicharrita de la espuma (cephisus siccifoluis).
El «ataque» comienza a fines de octubre y dura hasta los primeros días de diciembre.
La buena noticia, es que según los expertos, el constante goteo de las tipas es «incómodo» pero no tóxico. Tampoco mancha la ropa, aunque sí ensucia un poco los autos que quedan estacionados por mucho tiempo debajo de la copa de los árboles.
Origen del árbol y características
La tipa (cuyo nombre científico es tipuana tipu) es autóctona del norte de la Argentina, más precisamente de una zona selvática que se extiende desde Bolivia hasta la provincia de Tucumán.
Llegó a Buenos Aires a finales del siglo XIX de la mano de Charles Thays, un arquitecto y urbanista francés (nacionalizado argentino) a quien se encomendó el paisaje de la ciudad.
Fue así como las tipas terminaron adornado algunas de las principales avenidas porteñas.
El hecho de "llorar" en la primavera no es la única característica inusual de la tipa.
Esta especie también tiene la particularidad de que pierde sus hojas en primavera, en vez de en otoño, como la mayoría de los árboles. Eso tiene una desventaja: en verano las tipas ofrecen poca protección del sol ya que sus ramas sin follaje crean sombra insuficiente para hacer frente a las altas temperaturas de la capital argentina. En invierno ocurre lo contrario: las filas de tipas que adornan muchas veredas sombrean las avenidas, haciéndolas más frías.
Otro inconveniente de las tipas es su gran tamaño. Cuando Thays decidió usarlas para decorar la ciudad no previó que habría tanto crecimiento en altura. Ahora que están rodeadas por edificios las tipas tienden a crecer hacia el medio de la calle, lo que genera problemas.
El reemplazo de los adoquines de las calles por cemento empeoró la situación, pero no todas son molestias e inconvenientes. Dentro de poco las tipas tendrán su gran momento ya que en diciembre florecerán.
Entonces, se llenarán de pequeñas flores amarillas, que iluminarán el paisaje de Buenos Aires y otras provincias.
Seguramente sea en ese momento cuando más de uno entenderá, al admirarlas, por qué son uno de los árboles favoritos.
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