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"Argentina sin perspectivas de salir de la estanflación"

Un informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba indica que el desempeño económico de la Argentina se debe a la excesiva cuarentena junto al poco espacio para la política fiscal expansiva, la falta de acceso al financiamiento extorno y la necesidad de recurrir a la monetización del déficit. 

De acuerdo a proyecciones actualizadas a octubre del Fondo Monetario Internacional la caída del producto en Argentina alcanzaría un 11,8% en 2020 y recién en 2025 se recuperará el nivel de actividad de 2019. El Banco Mundial prevé una recesión incluso mayor para este año de 12,3%, lo cual también está en línea con el último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba, estos datos confirman que Argentina es el segundo país de la región más afectado por la pandemia y que se encuentra entre las 10 economías del mundo más impactadas por el COVID-19.

Entre los principales determinantes de este pobre desempeño económico del país se destacan la excesiva cuarentena junto con el limitado y riesgoso espacio para la política fiscal expansiva, además de la falta de acceso al financiamiento externo y la consiguiente necesidad de recurrir a la monetización del déficit. Esto último agrava aún más la situación, puesto que incrementa las presiones inflacionarias y la brecha cambiaria, dada la estrategia de contener el tipo de cambio oficial para limitar impactos en precios.

El escenario es muy complejo y no existen señales claras de mejora. Las restricciones cambiarias y las últimas medidas tomadas por el gobierno no logran detener el drenaje de reservas y aumentan las chances de un salto devaluatorio forzado que impactará en la inflación, ante la ausencia de un plan consistente de consolidación fiscal y de control de la emisión monetaria que mejore las expectativas.

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Como se esperaba, continúa la aceleración inflacionaria

Como era de esperar, dado lo mencionado anteriormente, la inflación de septiembre continuó la tendencia alcista y se ubicó en 2,8%. Con una suba de 3% el rubro “Alimentos y bebidas no alcohólicas” superó nuevamente la variación del nivel general de precios, lo que significa un mayor deterioro del poder de compra de bienes esenciales, con gran peso en la canasta de consumo de las familias, que terminan impactando en los indicadores de pobreza. También es visible el efecto de los controles de precios sobre los rubros “Comunicación” y “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, ya que sus variaciones fueron bajas a comparación de otros rubros.

En cuanto a las expectativas inflacionarias, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central la inflación continuará creciendo en los próximos meses, ubicándose en no menos de 3,5% mensual a partir de octubre y al menos hasta marzo de 2021.

Diversos factores pueden contribuir a explicar estas proyecciones. Por un lado, la insuficiente reducción esperada en los desequilibrios fiscales y monetarios mantiene las expectativas de que la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal continuará elevada. Por otro lado, una mayor flexibilización de actividades ante una eventual desaceleración de la pandemia tendrá un efecto positivo en la demanda de bienes y servicios, muchos actualmente de consumo restringido, lo cual también impactará en precios. Adicionalmente, se esperan más ajustes de precios regulados como combustibles y tarifas de servicios públicos, que se encuentran congeladas, significando una pesada y creciente carga en términos de subsidios para el fisco. Por último, no se descuenta que un salto devaluatorio e incluso la creciente brecha cambiaria impacten en la aceleración de precios el consumidor esperada para los próximos meses.