La medida generará un fuerte impacto negativo en nuestras economías regionales, especialmente en el pequeño y mediano productor, al plantear un impuesto interno del 17% a las bebidas que contengan azúcares libres añadidos, mientras que las que utilicen edulcorantes no calóricos -sin azúcar agregado- tendrían una alícuota del 0%. Estos edulcorantes son, en general, importados y sintéticos. Entonces, el gravamen sólo beneficiará a unos pocos grupos concentrados y extranjeros en desmedro de una industria nacional como la azucarera. Además, los jugos naturales sin azúcar mantendrían su tributo del 4%.
Esta suba de impuestos sólo favorecerá a las gaseosas que utilizan edulcorantes sintéticos. Y lo que está en juego es mucho, ya que la actividad agroindustrial azucarera cuenta con 7000 productores cañeros, 50.000 puestos de trabajo directos, 380.000 hectáreas implantadas con caña de azúcar y 23 ingenios.